En condiciones normales, un titular debería al menos sintetizar lo que encabeza o extraer algo destacado a modo de buena pista de lo que se ofrece, pero en ausencia de toda actividad periodística en algunos medios cada día es más fácil leer mentiras o medias verdades.
Redactar buenos titulares es un arte y no todos lo consiguen. Se supone que un titular informativo es un resumen de lo que vas a leer, algo así como una píldora de información concentrada objetiva.
Pero claro, hasta en una boñiga de perro que pises en la calle se puede encontrar algo más de periodismo que en estas tradicionales mamporradas. Las suelen llamar entrevistas personales o de perfil humano y todas esas ñoñeces. El peloteo al político de toda la vida, vaya.
¿Y para qué complicarse la vida si cualquier irrelevancia de esas que se supone que humaniza al peloteado puede servir de título? Pues se elige la que da más juego, en este caso el encefalograma plano del susodicho y así se asegura el festival del chiste fácil.
Puede consultar cientos de tontolares apretujando aquí.
¿Y los chistes pa cuando?