Desescalada
Hace unos días se leía y escuchaba que, como poco, hasta 2021 no empezaríamos a recuperar algo con cierto parecido a la normalidad. Pues no. Los malabaristas de las expresiones desconcertantes ya tienen los primeros planos de "desescalada" (otro término reparido) para el viaje hacia la neonormalidad.
Ya sabemos que no sabemos cómo serán los intríngulis de cada fasede la desescalada porque dependerá de lo que pase mañana con sus miles de casuísticas. Esto es algo que por mucho que nos empeñemos, no sabe nadie. Por aquí, por no tener no tengo ni opinión.
Sin embargo, hay una especie inmune a todo virus de la duda que no sólo lo sabe absolutamente todo desde el primer segundo, además tienen un superpoder que les permite visualizar los precrímenes con todo detalle en sus pantallas mentales. Esto les basta para sentenciar y repartir culpas a bulto; es la sociedad.
Si dos o diez idiotas de entre dos o diez millones de gente más o menos normal ejercen su idiotez de forma activa y pública, el nuevo castrojo dictará sentencia contra La Gente™ y contra el Gobierno por no impedirlo. La carta de la infantilización de la masa le viene a todo gobierno que ni pintada para encalomar cualquier prohibición al movimiento.
Lo divertido es que la realidad siempre tiene reservado un giro de tuerca más para reventar nuestros vaticinios más locos.
No se trata de negar la existencia de tarugos. Todos creemos conocer unos cuantos. Extender la responsabilidad de comportamientos irresponsables al grueso de la población es el otro extremo del postureo moderno más cuñadístico, quizá rentable para un tuit aprovechando el momento y poco más. Es ese ponerse por encima de la gente, autoproclamándose de una especie pura, única y verdadera, un club selecto al que creen pertenecer tantas personas que sus ombligos no cabrían ni en Júpiter.
La imagen está basada en el clásico meme, escena que tardará en repetirse. O no.
