
Pues eso, que ya estoy estrenando fuente. Una Corsair RM750x. El cambio ha sido bestial. He pasado de aguantar un ruido cojonero constante al silencio total. Algo fundamental para trabajar, sobre todo por la noche.
Si leyeron esta entrada anterior, ya saben que le di boleto a una fuente de alimentación con casi 14 años en previsión de que cascara porque no sonaba nada bien.
La solución pasaba por sustituir vaya usted a saber cuántos componentes y ya que he montado un PC desde cero no era plan de dejarle una cochambrosa.

Recuerdo otra PSU anterior a la que se le había despegado un poco la pegatina del ventilador y al girar hacía un sonido bastante parecido al coil whine, ya que el ventilador no tenía ningún ajuste posible y estaba siempre girando, como en esta que he tenido que jubilar. No hubo suerte, el ventilador estaba más o menos bien e incluso se podía reponer, pero el resto estaba ya muy degradado y la persona que la revisó me aconsejó sustituirla y no estirarla mucho más.
Este es el sonido que hacía al encender el ordenador. El coil whine inicial iba bajando en reposo, pero el zumbido se mantenía e incrementaba poco a poco.
Sin embargo, cuando llegaba la carga de trabajo la cosa se ponía peor. Volvía el coil whine y el ruido se hacía casi insoportable.
La nueva Corsair llega embalada en una caja correcta con los colores de la marca que contiene la fuente, su manojo de cables y dos sobres de cartón con los tornillos, unas cuantas bridas y unos peines de plástico para los cables.
Los cables, pese a no estar cubiertos de la típica funda o malla trenzada, tienen un recubrimiento y remate que se intuye de calidad. Son muy flexibles y se doman muy bien facilitando su colocación en lugares estrechos o menos accesibles. Además, son bastante más finos en conjunto. Esto se agradece. En mi caja anterior, los de la vieja fuente entraban tan justos que había que cerrar la tapa con calzador y saltando encima.



He elegido este modelo por dos motivos, no solo por las buenas reseñas sobre su rendimiento y por tratarse de una marca de cierto prestigio y las distintas certificaciones o su garantía de 10 años. Puedes consultar sus especificaciones en la página del fabricante.
Es una fuente de construcción robusta, bien terminada y con un peso de unos 1,80 Kg.

Para empezar es silenciosa. El modo Zero RPM elimina por completo el ruido del ventilador en cargas bajas y medias porque permanece parado.
El modo Zero RPM activa el ventilador solo cuando es necesario, permitiendo que la fuente de alimentación funcione en silencio con cargas ligeras o en reposo. Es decir, el ventilador no gira cuando está bajo una carga del 40%. A partir de ahí empieza a hacerlo poco a poco sin aumentar picos de frecuencia.
Otro de los motivos es que incorpora un práctico mando manual por si se necesita que pase más aire de forma continuada por la fuente de alimentación o expulsar algo de calor del chasis en un momento puntual. Tan simple como girar el mando. Para volver a su funcionamiento normal basta girar en sentido contrario para detener esta función de control manual de la velocidad del ventilador.
Además de la utilidad para la que fue concebido, este mando también permite comprobar de una forma fácil y rápida si el ventilador está funcionando o si tiene algún ruido raro. Algo que se complica bastante y es incómodo cuando la fuente se coloca en el suelo de la caja y está instalada con el ventilador abajo.

Algo que me ha llamado mucho la atención es la insistencia del fabricante, y de casi todos los que han hecho reseñas y pruebas de esta fuente, en señalar muy efusivamente que tiene condensadores electrolíticos 100 % japoneses.
¿Acaso me están diciendo que no hay nadie en Japón, con lo grande que es, que fabrique condensadores reguleros?

Instalarla ha sido incluso casi más rápido y fácil que desmontar la antigua. Los cables son muy moldeables y tienen un grosor contenido perfecto para la nueva caja en la que la he colocado y que ya reseñaré otro día.
El resultado ha superado incluso mis mejores deseos. El silencio en tareas cotidianas y en reposo es casi absoluto. Y digo casi para no parecer exagerado, pero es que ni acercando la oreja a la caja se consigue escuchar ningún ruido procedente de la fuente, si acaso se nota una muy ligera vibración que confirma que hay varias cosas funcionando dentro con electricidad :P
En las dos próximas entregas le pegaré un repaso a la caja nueva y al monstruo de disipador para la CPU que mantiene el PC más fresquito que Jack Nicholson en el laberinto de nieve del hotel Overlook.
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