MAR y la libertad de prensa. Viñeta del 23/04/2022 en CTXT
Miguel Ángel Rodríguez, alias "MAR", es ese personaje sórdido más conocido por su larga etapa de lamedor de suelos por los que reptaba el muy prescindible y nunca añorado José María Aznar.
Sí, aquel indigente mental y belicista que llegó a ser presidente y que sólo será recordado como integrante activo del trío de los asesinos y por hartarse de mentir, entre otras mierdas al uso, propias del Partido Popular.
Desde enero del año pasado, MAR es el director del Gabinete de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, que es lo único que sabe hacer; gabinetear a la chunga usanza.
Lleva tanto tiempo haciendo trabajos de fontanería cloaquera que ya no recuerda que un día, puede que por algunos minutos, ejerció y se sintió periodista por lo que desde su puesto debería facilitar el trabajo de la prensa.
Este macarra vividor de lo público arremetió como cabra intoxicada contra la periodista Andrea Ropero cuando esta intentaba hacerle una pregunta a Isabel Díaz Ayuso tras el acto de posesión de Mañueco.
Con el jeto más desencajado de lo que ya lo tiene y tirando de las peores maneras, que seguro son sus más cariñosas formas, MAR quiso placar a la preguntante con una acción intimidante y agresiva.
Después hizo lo que suelen hacer los marrulleros, negarlo todo, discutir de cualquier cosa y aprovechar para culpar a la agredida por no circular dentro de los límites del redil.
En su día conocí a bastantes periodistas que acabaron al servicio de políticos de distinto pelaje porque me paseé durante muchos años por distintos pasillos currando, cámara al hombro. Si bien los hay que salen más o menos airosos y limpios de su etapa de mamporreo intensivo, cuando un periodista se pudre del todo es cuando florecen engendros como este.
MAR aglutina lo más sucio de lo más feo de los políticos, lo más bajuno de aquellos déspotas que se dicen periodistas y lo más miserable de los peores subhumanos.
Y, como ya han dicho muchos por ahí, si así se las gasta rodeado de personas y cámaras, no quieran pensar cómo se despachará el andoba sin testigos. Más de uno lo sabe bien y por supuesto calla haciendo honor al clásico de que los perros siguen sin comer perro.
Un matón fascista.