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Memorias

Memorias. Viñeta del 03/11/2025 en CTXT

El libro de las memorias del vividor, en el que aparece en la portada con una foto de hace 150 años, bajo el título de "Juan Carlos I. Reconciliación" ha salido a la venta en España casi un mes después de su publicación en Francia.

No hace falta ni leerlo, ni mucho menos comprarlo, porque los medios de varios países ya dieron buena cuenta de las partes más salchichables de la autohagiografía. Pero no cuenta nada nuevo, más allá de los chistacos como que se considera "el único español que no cobra pensión tras casi 40 años de servicio".

Entre los muchos asuntos turbios, está la minucia de que recibió 100 millones de dólares del difunto rey Abdulá de Arabia Saudí poco después de montarle una campaña de lavado de cara y de colgarle el Toisón de Oro (el Toisón es el regalo de cabecera de la Casa Real, deben tener miles guardados en el armario de los regalos).

Sobre lo de de trincar 100 kilos bajo mano a cambio de solo ellos saben qué, Juanca dijo que fue un "regalo" (que endosó a Corina, su "amante" entonces) y que no supo "cómo rechazarlo", como tantos otros "regalitos" que amontonó. Además, apuntó a que este pastizal era para asegurarse la jubilación y esas cosas, como el que pilla un plan de pensiones o ahorra unos euros en una hucha de cerdito.

El parásito este tiene tan somatizado que España era su cortijo, que habla con una naturalidad y un descaro de sus chanchullos que asusta.

El matarife de elefantes, como buen autor, también hizo su gira de entrevistas de promo de su novela de ficción. En una de ellas en France 3 dijo algo, que no deja de ser una anécdota por la que se supone que pretende quedar "bien" , o simpático y termina quedando como el culo.

Según Juanca, el asesino y dictador Ausgusto Pinochet, que hizo acto de presencia en España tras la muerte de su homólogo asesino y dictador Francisco Franco, cuando viajaban en coche le dijo: "Alteza, tiene que hacer como Franco, debe hacer exactamente lo mismo". Según el emérito: "Yo le dije: 'Sí, sí, naturalmente', pero después hice lo que los españoles verdaderamente querían". En definitiva, no tuvo cojones de plantarle cara a Pinochet y mandarlo a la mierda, en lugar de eso ejerció de cicerone del asesino.

Sobre el cariño que Juanca le profesaba a Franco, pese a que algunos ahora creen haber descubierto la pólvora, no hay novedades. Esto ya lo había confesado varias veces.

Memoria histórica

Juan Carlos jamás se desvinculó de forma explícita de las raíces franquistas de su herencia, para empezar porque no podía ni quería. Así es la "memoria" histórica para algunos, tiene inexplicables lagunas en lo de comerle el culo al dictador.

Pero no solo eso. Es que cuando Franco aún no había pasado al estado de muerto permanente, el joven Juan Carlos se deshizo en piropos con él.

Memorias 3

Juanca en una entrevista de 1970 para la televisión suiza (el campechano iba mucho por allí, por lo que sea). A partir de 1973 ya andaba liado con las cositas del petróleo de Arabia Saudí.

Y claro, alguien puede decir que así eran aquellos tiempos, cualquiera se la jugaba y tal. Así que, por el bien de España, tuvo que jurar lealtad al franquismo y fidelidad a los principios del Movimiento Nacional.

Pues bien, unas cuantas décadas después de comerle bien el culo al dictador, Juanca se mantuvo firme con el mandato de Franco y recordó emocionado el último lametazo* que le aplicó en su lecho de muerte, justo un día antes de estirar la pata.

Memorias 4

“El día antes de morir, Franco me cogió la mano y me dijo: "Alteza, lo único que le pido es que preserve la unidad de España".

*Imágenes del documental de 2015 "Yo, Juan Carlos I, Rey de España" de Miguel Courtois.

Pero todo esto está más que superado, por eso el CIS hace seis añazos que no pregunta a la plebe por la monarquía, cosas de la herencia de las buenas costumbres de no incomodar.

Reconciliación, no hace honor a su título porque para que exista la reconciliación tienen que participar todas las partes. No es algo que se pueda declarar y sentenciar de manera unilateral. No es ni siquiera una invitación a la reconciliación. Es otro capricho más de un vividor que tomó el relevo del franquismo y que se acostumbró a aquella España silenciada y pisoteada de la que creía ser heredero y nuevo propietario.

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