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Pasarse tres porras

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milapiz

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Pensaba que estos debates con topicazos habían perdido interés, pero vuelven.

Un policía dando palos a muchos nos parece algo "normal",  los que superamos una determinada cantidad de años esa "normalidad" puede que hoy nos  humille y avergüence , si cabe, mucho más que al impulsivo "lechón" universitario represaliado con excesos de chulería y demostraciones del poder del macarrismo de la porra.

El debate sobre la desmesurada actuación para "disolver" a los manifestantes en Barcelona no puede hacerse en caliente, no deberíamos hacerlo con los ruidos de las sirenas por mucho que la indignación insista en comernos terreno.

Pero las declaraciones del responsable de este acto vergonzoso de violencia excesiva contra los estudiantes deja una foto fija que está pidiendo a gritos, algo más que la explicación torpe como la que ofreció en primera instancia el director general de la policía, Rafael Olmos que tras la intervención, evidentemente violenta de los Mossos  en la Via Laietana  declaró que  todavía no sabía qué había pasado exactamente.

A la pregunta de  "¿Qué ha fallado? nos dejó un torpe "No lo sé, dejen que lo analice" y pedía perdón, pero no se sabía bien porqué o a quién.

Pero al cabo de unas horas ya calificaba de "correcta y proporcionada" la actuación alegando que los estudiantes se comportaron de forma muy violenta.

Debates inertes aparte sobre una intoxicada comparativa de violencias y suponiendo que estos profesionales de la seguridad y el orden están formados para este tipo de situaciones indigna más aún conocer que le metieron leña a un todo aquel que pasaba por allí, seguro que por el exceso de celo por velar la "seguridad", porque en la calle nunca se está "en el lugar equivocado" si un defensor de la seguridad te mete un palo.

Indigna saber que se llevaron hostias los redactores  y gráficos que "trabajaban por allí", como se oye gritar a algunas otras personas entre viajes de porra. La excusa aquí ha sido que "no estaban" claramente identificados, o lo que es lo mismo:

Si eran jóvenes, o lo parecían, había que darles porra.

Es curioso que nunca un policía lesione a un compañero por error en el fragor de la batalla.

En esta ocasión no me puedo poner del lado del que golpea en las piernas, pero también en ojos,  brazos o espaldas a todo lo que se mueve, porque es posible que corra "para no estar en el lugar equivocado", tampoco sirve ya el argumento del descerebrado amante de la violencia  de que "algo habría hecho" porque nadie investigará si algo había hecho o no.

Nadie pagará por sus excesos, nadie aplicará la ley a los que permiten que la violencia sea ley. Nadie hará un análisis de los videos para seguir cada caso de manera aislada y decidir quién repartá más golpes que razones.

Nadie dejará  tampoco que los agredidos "analicen lo que sucedió", ninguno de los heridos podrá despegarse los hematomas y convertirlos en justicia porque la palabra de un detenido siempre vale menos, por no decir nada, que la del que se los hace y  detiene.

Eso a veces también sirve de coartada  para que cuatro violentos sean el argumento, excusa y justificación  de los que deben mantener el orden para poder repartir leña indiscriminadamente.

He pasado parte de mi vida grabando y observando videos, interpretando y analizando lo que las personas hacían en ellos y he trabajando entre sucesos donde estaban presentes policías de muchas razas y colores y admito que creía que no volveriá a ver imágenes como las vistas en la desigual pugna entre policías y estudiantes.

Hay suficientes videos, testimonios y datos para poder darse cuenta de que se puede cargar, se puede disolver y desalojar para restablecer el orden o para acabar en dos minutos con una molesta protesta, pero el grado de fuerza que se emplee está siempre en las manos de las personas que ejecutan y no del todo en las del que ordena emplearla.

Unos chorrillos de agua, una muro de esos de empujones que hacen, alguien para negociar, se  antoja que  los efectivos policiales  vinieron  con la porra implantada en el cerebro y las orejeras puestas. Y que piensan que hacer una carga significa que se la cargue todo el que pillen por delante, detrás y los lados.

Quizá algunas de estas opiniones públicas, supuestamente de profesionales o funboys del gremio, tengan algo que ver con la imagen que dan al ciudadano (perroflautas o no)

Os habeis pasado tres porras, tampoco estaría mal admitirlo,  todas las excusas del jefe son simples escudos de plástico duro y pasamontañas para escurrir el bulto. Ya no se entiende ni digiere que nadie pretenda  ser justiciero a tortas

Hoy  la indignación ha sido  lanzada en forma de bolsas de pintura color rosa contra unos más calmados Mossos, algunos de ellos ya se han declarado "desprotegidos" mientras que Joan Saura promete una investigación admitiendo muy tímidamente que ve algunos errores.

Video 1

Video 2

Video 3


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