Si existen los extraterrestres, tardarían como mínimo 400 años en contactar con nosostros.
Y si mi abuela tuviera un motor de 49 cc sería un motociclor. Disculpen la chufla recurrente, pero es que lo ponen a huevo.
Para ser más precisos periodísticamente hablando, aún tratándose de un condicional envenenado, debería haberse usado un "si existieran los extraterrestres" porque lo único que manejamos desde hace siglos es la especulación.
Se desconoce si en National Geographic usan el condicional porque se lo creen un poquito, es una forma tibia de ponerlo en duda o simplemente están rebañando visitas por obra y desgracia del clickbait. Apuesto más por esta última opción.
Cuando el titular se inaugura con una afirmación que parte de una supuesta posibilidad remota o improbable, todo lo que queramos empotrar después puede caber si adornamos bien la ciencia ficción con su dosis de ciencia racional.
Ya sabemos que aunque los tontolares se escriben durante todo el año, en verano arrecian. Ahora le ha tocado de nuevo a los extraterrestres porque desde que David Grusch, un ex oficial de inteligencia, declarara a finales de julio en el Capitolio que el Gobierno estadounidense oculta naves de origen extraterrestre y “restos no humanos”, la cosa magufa ha vuelto a recuperar fuerza para el clic baratucho.
Si a eso le unimos que casi todas las plataformas que producen o alojan documentales sobre historia, incluso las que antaño se nos antojaban "científicas" y rigurosas, han convertido toda su oferta en una temática común y uniforme basada en dos pilares: nazis y ovnis (en todas sus variantes marcianas). Incluso podemos encontrar un montonazo de documentales que hablan de la relación de Hitler con los extraterrestres y de los nazis con los ovnis o con cualquier otra chorrada de esas del "misterio" alienígena.
