Ayuso contra la sanidad pública

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Ayuso contra la sanidad pública

Ayuso contra la sanidad pública, viñeta del 12/02/2023 en CTXT

Lo interesante de una manifestación suele ser lo que ocurre antes, porque es lo que la motiva y lo que ocurre después ya que determina su necesidad.

Lo que sucede el día del acto, salvo que la policía reprima a gomazos a los manifestantes, cosa que "adorna" mucho las crónicas, se queda en lo anecdótico y suele ser siempre lo mismo, galería de fotografías curiosas o impactantes y la aburrida guerra de cifras de asistencia.

El domingo pasado hubo manifestaciones en defensa de la sanidad pública en distintos lugares de España.

El modelo que tanto defienden los peperos se basa en delegar la construcción y gestión de las infraestructuras sanitarias (aplicable a todo) a empresacas tirando de eso que llaman "CCP", colaboración público-privada. Se supone que así el estado no se endeuda, se cede la gestión durante unas cuantas décadas a cambio del supuesto ahorro y así salimos ganando todos. Esto sobre el papel puede sonar incluso bonito, pero sus efectos son devastadores.

Finalmente, además del progresivo deterioro de la calidad del empleo de los profesionales y otras muchas degradaciones del servicio final, convertir lo público en privado solo deja un vertedero para el usuario y un negociazo para unas pocas empresas de colegas.

Ya se devolverán esos favorcillos, no lo dude. Aquí tienen un ejemplo de la única finalidad de esa basura que llaman "colaboración público-privada":

Esto en Andalucía es solo un reflejo de lo que que arrastramos tras el saqueo del PP madrileño a la sanidad pública para financiar las campañas de Esperanza Aguirre.

Otra mierda de esta "colaboración" es que los esquilmadores de lo público tienen siempre una coartada para sacudirse las pulgas y culpar a las empresas explotadoras de hacer justo lo que han pactado que les dejaban hacer.

En Madrid, Ayuso volvió a mostrar la verdadera cara de esa "libertad" que dice defender prohibiendo los carteles relacionados con la huelga en los centros de salud de Madrid "por decoro".

La Consejería de Sanidad emitió una resolución exigiendo la retirada de la cartelería relacionada con la huelga de médicos y el cese de la recogida de firmas e incluso se amenazó con contratar a empresas para retirar la cartelería.

Lo que intentaron hacer pasar por un error, terminó convirtiéndose en un festival del caciquismo.

Perdida toda la vergüenza, se dedicaron a cargar contra los manifestantes con todos los clásicos del discurso de la antipolítica que promulga el fascismo.

Conocidos desgraciados como Enrique Ossorio volvieron a tirar de un clásico: "es una huelga política".

¡Pues claro que es una huelga política, señor facha!

¿Qué otra cosa puede ser una movilización contra peligrosas decisiones políticas tomadas por políticos? ¿Una huelga filatélica? ¿naturista?

«Haga usted como yo, que no me meto en política», eso es lo que se dice que le dijo una vez Francisco Franco a José María Pemán. El dictador dejaba clara su posición radical antipolítica y se autoerigía como la única opción posible, el elegido por Dios y todo lo que se saliera de ese marco era sublevación y antiespañolismo. Así consiguió impregnar el absolutismo en todos los aspectos de la sociedad.

Este discurso para paletos sigue funcionando entre el grueso de su parroquia garrula porque explota otro reduccionismo y punto clave de un conocido manual de la propaganda, el principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.

Aunque no debería ser necesario volver a decirlo, por obvio, hay que recordarle otra vez a la trumpita totalitarista y privatizadora madrileña y sus voceros que las manifestaciones, boicots y otras muchas acciones, que pretenden criminalizar son movimientos legítimos y naturales que forman parte del conjunto de herramientas para la participación activa de los ciudadanos en la política.

Estos personajes han devaluado tanto la política que han conseguido que decir que algo está «politizado» se interprete como algo peyorativo, un insulto.

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