Pues eso, que Melón ha comprado Tonter por 44.000 kilos de dólares. Ha entrado haciendo el gilipollas con un lavabo, se ha cargado a unos cuantos gerifaltes a los que pagará una millonada por sus acciones y ha contado un par de chistes.
Ahora, Twitter será el paraíso de las supermegalibertades. Perderá chorrocientos mil millones de bots y cuentas falsas, se llenará de anuncios de criptomierdas, casinos y furcias, roboces que bailan y saludan como idiotas y volverá a ser Great Again y todo eso.
La foto es de Walter Isaascson.