¿Pensaban que los tontolares gastronómico-borbónicos habían terminado? Jamás.
En septiembre de 2014 El Confidencial ofreció al mundo el desgarrador relato del sacrificio del soberano transportando marisco en un tupper.
Don Felipito es tan, tan, tan, tan, buena gente, humilde y mundano que, para no dejar en la estacada a nadie, se lleva los centollos a casa. Una gesta que será escrita con letras de oro en todos los libros de historia.
El Confidencial no se quedó ahí, no quiso hurtarnos la verdad completa de lo sucedido en la batalla de la gamba y fue mucho más allá llamando a la Casa Real para conocer el origen de todo.
«Vanitatis se ha puesto en contacto con Zarzuela para saber qué urgencia de última hora impidió al monarca disfrutar de una mariscada en tierras gallegas».
Como no les contaron lo de la urgencia , ni nada, tiraron de tupper y así nació la leyenda de este tontolar tan ridículo como olvidable.