Colea ya 2017 y como anunciaron en su día, con él se marcha también la revista satírica digital Orgullo y Satisfacción, que ha «tirado» 41 números (hubo un nº 0), tres libros y unos cuantos especiales y extras.
Se va la revista que para mí será siempre mucho más que una simple publicación y que recordaré como una declaración de intenciones, un proyecto espontáneo que siento que merece la pena despedir como si hubiera trabajado ahí, por empatía con la rebelión de los tiesos y mucho más. Por el portazo que merecían los censores torpes y mediocres.
También por la apuesta de tirarse en plancha a lo digital echándose al lomo las consecuencias. Aunque algunos no terminaron de entender que poner una revista periódica en los quioscos cuesta muchas perras e implica muchas otras cesiones que suelen condicionar y «desviar» (voluntariamente o no) a algún que otro autor por orden (subliminal o no) del pagador, Orgullo y Satisfacción resistió tres años y medio.
Manel Fontdevila en OyS nº 40
En el número 40 ,de 105 páginas, se despiden como se debe despedir un dibujero, sin concesiones al llanto pero asumiendo una muerte irreversible con sus dosis de autochoteo.
Bea Tormo «Triz» en OyS nº 40
Bernardo Vergara en OyS nº 40
Albert Monteys en OyS nº40
El fin de OyS coincide con el lanzamiento de un tomazo de 312 páginas titulado «Orgullo y Satisfacción: grandes éxitos«, que recopila sus mejores historias y que está a la venta desde el 1 de diciembre editado por ¡Caramba! para alegría de los amantes de olisquear el papel. No deja de ser una paradoja cachonda que el fin de fiesta de una revista digital culmine en un acto de papel.
Contraportada de Oys nº 40
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