Otto Eppers, el dibujante que saltó del puente de Brooklyn

 
Otto Eppers, el dibujante que saltó del puente de Brooklin
Otto Eppers con uniforme militar en 1917

Otto Eppers (1893-1955) fue un dibujante e ilustrador estadounidense que desarrolló su labor desde la década de 1920 hasta la de 1950. Aunque fue conocido principalmente por su actividad artística, ya que trabajó en el campo de la ilustración, el cómic y el humor gráfico, se hizo famoso por un curioso evento de 1910. A los 17 años saltó del puente de Brooklyn, lo que atrajo la atención mediática y consolidó su nombre en la cultura popular de la época.

Se convirtió en el primer saltador en sobrevivir a la caída y salir ileso. Fue acusado de intento de suicidio, pero los cargos se retiraron por falta de pruebas.

El diario The New York Times, en la página 18 de su edición del 30 de junio de 1910, contó así el suceso destacando que el protagonista del salto tenía "cara de hurón":

Un joven se lanza del puente de Brooklyn; el joven elude a la policía y se zambulle en el East River, saliendo ileso

La policía tuvo ayer mucho trabajo con los saltadores de puentes. Un joven con cara de hurón, que dijo tener 17 años, consiguió eludir su vigilancia y lanzarse desde el puente de Brooklyn, pero un obrero de mediana edad fue detenido justo cuando estaba a punto de trepar por el parapeto del nuevo puente de Manhattan.

Distintos medios siguieron contando la historia del salto de Eppers, incluso cuando ya había pasado bastante tiempo.

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The Yale expositor. (Yale, St. Clair County, Michigan) 22 de julio de 1910Crónica de América: Periódicos históricos americanos. Biblioteca del Congreso.

Eppers trabajó también para Chesler Publications, I.W. y Marvel Comics.  Aunque fue en el mundo de la radioafición donde más se prodigó consiguiendo el reconocimiento de la comunidad, en la que fue muy activo operando con los indicativos W8EA y W2EA.

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Dibujó distintas QSL y tiras cómicas. Muchas de las tiendas de Radio Row de Manhattan utilizaron trabajos de Otto para promocionar sus productos. Destaca una original diseño de Otto de una peculiar tarjeta QSL hecha de madera.

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Esta curiosa QSL, hecha sobre en una lámina de madera, fue enviada en 1938 a Geo Carr, W8NNY, de Shamokin, Pensilvania.

Otto Eppers murió en la cama de un hospital de Nueva York el 22 de diciembre de 1955, a la edad de 62 años.

El mejor relato del salto de Eppers que he encontrado es este de Thomas Clark titulado "La historia del dibujante de QSL de radioaficionados" publicado en la página de la ARRL (The National Association for Amateur Radio) que reproduzco traducido y adaptado.

A este joven temerario se le atribuye el primer salto (resultando ileso) desde el puente de Brooklyn de Nueva York del que se tiene constancia.

El 29 de junio de 1910, Otto, de 17 años, vivía en Dean Street, en el centro de Brooklyn. Era hijo de un litógrafo y había sido descrito sin piedad como "un joven harapiento, de baja estatura y delgaducho" o, peor aún, como "con cara de hurón".

Por la fama y el dinero

De adolescente soñaba con dedicarse a la caricatura. Tenía talento y le gustaba hacer viñetas. Pero consideraba que el talento por sí solo no le serviría ni siquiera para conseguir un trabajo modesto en el campo que había elegido. Necesitaría dinero para las clases y fama pública para impulsar su carrera. Y lo haría a lo grande.

Nadie sabe de dónde sacó la idea de tirarse desde un puente de Nueva York. Lo que parece claro es que su familia desconocía sus planes.

Otto creía que un truco publicitario así podía convertirse en dinero contante y sonante. Así que con un sastre de Brooklyn, Harry Dressler, acordó un plan descabellado. Si Otto conseguía saltar de uno de los puentes y sobrevivir, Harry le pagaría 250 dólares y le proporcionaría dos trajes nuevos de su elección.

Era una apuesta arriesgada. A lo largo de los años, decenas de intentos de suicidio se habían llevado a cabo desde los puentes de Nueva York, en particular en el de Brooklyn. La gran mayoría tuvieron éxito, si es que ese es el uso correcto del término. Si bien un puñado de desafortunados saltadores había sobrevivido a la experiencia de la brutal caída, a menudo quedaban gravemente mutilados o sufrían graves lesiones internas.

Sobre la una de la tarde del 29 de junio de 1910, Otto salió de su casa acompañado de tres cómplices y subieron a un automóvil. El destino era el puente de Manhattan, el "primo pequeño" del puente de Brooklyn.

Pero las cosas no salieron según lo previsto. La policía de Nueva York había sido avisada el día anterior de un intento de salto. Colocaron agentes en bicicleta a lo largo de la calzada para frustrar cualquier intento.

Otto y sus acompañantes se percataron rápidamente de la presencia policial y decidieron continuar hasta la isla de Manhattan y volver a cruzar a Brooklyn por el puente del mismo nombre.

Cuando el coche llegó a la mitad del puente de Brooklyn, Otto ordenó al conductor que detuviera el vehículo para poder despojarse de su abrigo, pantalones y botas. Pero el coche parado llamó la atención del patrullero Scheffmeyer, apostado en los carriles en dirección a Brooklyn. Otto se escabulló por el enrejado de la superestructura mientras Scheffmeyer lo perseguía

El río fluía a más de cuarenta metros bajo Otto , el equivalente a la altura de un edificio de 14 pisos. El dibujante, aún vestido, levantó las manos por encima de la cabeza y se precipitó desde la estructura de acero.

Su intención era lanzarse describiendo un arco largo y amplio. Pero no fue así. "De algún modo empecé a girar, y luego no pude parar", dijo más tarde a los periodistas. Los espectadores que se arremolinaban a la orilla del río aseguraron que hizo tres o cuatro giros antes de entrar en el agua en posición sentado.

"No tuve ni un poco de miedo hasta que salté, pero no recuerdo nada después del golpe hasta que salí a la superficie". Permaneció sumergido unos 15 segundos tras el impacto con el agua.

Cuando por fin salió a la superficie, estaba bastante aturdido y empezó a nadar lentamente hasta el remolcador Florence, a unos 50 metros de distancia. "Podría haber nadado hasta la orilla", se jactó más tarde, pero también admitió: "no me sentía muy ágil".

Los tripulantes del remolcador lo sacaron del agua y sus primeras palabras fueron: "Caramba (Gee), pero si me he dado un buen golpe". A lo que siguió: "Oye, ¿quién tiene un cigarrillo?". La ropa de Otto estaba hecha jirones. En el bolsillo de su abrigo había un boceto de su zambullida firmado con orgullo: "Ese saltador de puentes, O. Eppers".

El remolcador se dirigió a la costa de Brooklyn, donde la policía detuvo al dibujante. El cargo: intento de suicidio.

Fue trasladado al hospital St Gregory. Allí fue examinado por el Dr. Dietrich que comprobó que Otto tenía algunos moratones en la espalda, pero que por lo demás no estaba herido. Fue llevado ante el juez Appelton para la vista preliminar. Cuando Appelton escuchó la acusación sonrió y Otto no pudo contener una carcajada. Cuando le preguntaron por qué había realizado una hazaña tan temeraria respondió:

"No me ha hecho ningún daño. Quería convertirme en buceador profesional de alto nivel y quiero una reputación".

Y continuó: "No estaba nada nervioso, salvo cuando vi a tantos policías alrededor. La ropa no me molestaba en absoluto, pero me pareció estar media hora en el aire, y créanme que bajé hasta el fondo".

Sin dirigirse a nadie en particular, el juez Appelton, como si de una escena digna de una tira humorística se tratara, dijo: "Bueno, parece muy vivo, ¿no?". Los cargos fueron retirados por falta de pruebas. Otto salió libre del tribunal, pero recibió una severa reprimenda de su madre y su hermana.

El primer hombre que saltó del puente de Brooklyn

Cuando se inauguró el puente de Brooklyn en mayo de 1883, enseguida fue popular por su belleza y accesibilidad, pero poco después se haría famoso por sus saltadores, muchos de ellos con intenciones suicidas.

La primera persona en saltar desde el puente con intenciones de "exhibición" de la que se tienen registros fue Robert Emmet Odlum, un experto nadador y buceador de 34 años que además era instructor de natación.

La tarde del 19 de mayo de 1885, después de ir a la iglesia, reunió a su público, un remolcador lleno de espectadores en el East River, así como un nadador de rescate que esperaba abajo para ayudarle a subir al barco después de caer al agua.

Sobre las cinco y media, con el puente abarrotado de peatones paseando por las pasarelas, Odlum trepó por la barandilla y se zambulló.

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Ilustración de la posición del cuerpo de Odlum durante la caída. Frank Leslie's Illustrated Newspaper, número 1549. Mayo de 1885

"Para rebajar el impacto, mantenía un brazo por encima de la cabeza y el otro apretado contra el costado", escribió G.S. Prentzas en The Brooklyn Bridge.

En principio, Odlum sobrevivió. Su cuerpo inmóvil subió a la superficie y un hombre del remolcador nadó hasta él para cogerlo y subirlo a bordo. (Fuente).

Entró en el agua a más de 100 km/h con los pies por delante, nunca mejor dicho (la posición de buceo aceptada en aquella época), y se rompió todos los huesos del cuerpo, desde el talón hasta el cráneo y el impacto le produjo múltiples lesiones internas. Lo sacaron del río inconsciente y murió media hora después. (Fuente).


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