Los planes de Trump para la universidad. Viñeta del 25/05/2025 en CTXT
El plan para desmantelar la educación y convertir las universidades en otra herramienta más de su maquinaria propagandística no es algo reciente. La relación entre Trump y Harvard ha sido de tensión constante, especialmente por diferencias ideológicas, políticas de admisión universitaria y libertad de expresión en el campus. Mientras Trump ha acusado a Harvard de ser "elitista" y "woke" (ya saben, lo de siempre) y la universidad se ha mantenido firme en sus posturas críticas ante sus políticas.
El enganche del energúmeno naranja con la universidad de Harvard se remonta a 2017, cuando el Gobierno del presidente Donald Trump abrió una investigación sobre el caso “Students For Fair Admissions", que ya había demandado a Harvard ante los tribunales en 2014.
Students for Fair Admissions SFFA, por sus siglas en inglés (Estudiantes a favor de Admisiones Justas), es un colectivo que representa a solicitantes asiático-americanos que aseguraba que Harvard violaba sus derechos civiles al rechazar su entrada por discriminación racial para facilitar así el acceso a otras minorías, como los negros o los latinos.
En 2023, cuando la Corte Suprema falló en contra de la discriminación positiva en el caso Students for Fair Admissions contra Harvard, Trump celebró el fallo. Lo consideró una victoria y dijo que era "un gran día para Estados Unidos"
En 2020, la Harvard Law Review publicó artículos cuestionando su gestión de la pandemia y sus intentos de impugnar las elecciones y varios profesores de Harvard, como Lawrence Lessig (derecho constitucional) y Steven Pinker (psicología), fueron abiertamente críticos con Trump y su administración.
Después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, varios exalumnos y profesores de Harvard pidieron que se le revocara el título honorífico que la universidad otorgó a Trump en 2005.
Si bien Harvard no accedió formalmente, la presión continuó debido a su papel destacado como golpista en los eventos del 6 de enero y dos universidades estadounidenses revocaron el doctorado "honoris causa" que habían dado a Donald Trump tras el asalto de sus partidarios al Capitolio. Una fue la Universidad de Lehigh, en Pensilvania y la otra una privada, la Wagner College, de Staten Island, Nueva York.
En diciembre de 2023, Trump atacó a la entonces presidenta de Harvard, Claudine Gay, por su actuación ante las protestas "antisemitas" en el campus y su testimonio ante el Congreso sobre la libertad de expresión. Cuando Gay renunció en enero de 2024 tras acusaciones de plagio, Trump celebró su salida en su clon de Tuiter.
Ahora, Trump ya está en modo "muera la inteligencia" y ha cancelado todos los contratos federales con la universidad, unos 100 millones de dólares, al tiempo que amenaza con seguir congelando otras partidas por valor de miles de millones.
Desde abril, la Administración Trump ha congelado aproximadamente unos 3.200 millones de dólares en subvenciones y contratos con la universidad, además ha seguido presionando hasta el punto de prohibir a la Universidad de Harvard inscribir a estudiantes extranjeros, una medida a la que la Harvard sigue resistiéndose.
Estas acciones forman parte de la estrategia de Trump para arrinconar al centro académico y doblegarlo para que ceda ante sus demandas, ya que este se opone firmemente a que el Gobierno intervenga en los procesos de admisión y contratación.
Pero la persecución de Trump no se limita a Harvard, ahora pretende dejar a la Universidad de Columbia sin ayudas por las protestas propalestinas.
Trump no solo quiere que muera la inteligencia, quiere bailar sobre sus cenizas y que su piara de seguidores de ceño fruncido y cuernos de bisonte le aplaudan y vitoreen mientras disparan al aire con sus fusiles.
