El Ingreso Mínimo Vital (IMV) es una prestación económica no contributiva que garantiza unos ingresos mínimos a personas que carecen de recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Se configura como un derecho subjetivo, dirigido a prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social de personas que viven solas o integradas en una unidad de convivencia, cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad económica. El IMV busca asegurar un nivel de renta mínimo y promover la inserción social y laboral de los beneficiarios.
Su origen se remonta a una larga tradición de propuestas sobre renta básica o ingreso ciudadano, pero como política pública concreta, el IMV se materializó en España a través del Real Decreto-ley 20/2020, de 29 de mayo.
La crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19 aceleró su implementación, al evidenciar la urgente necesidad de proteger a los colectivos más vulnerables y en principio generó cierto caos y retrasos en su tramitación y gestión. Aunque inspirado en modelos similares de otros países europeos, el IMV representa un hito en la lucha contra la pobreza en España, pero aún muy lejos de la Renta Básica Universal.
Este sucedáneo llamado “Ingreso Mínimo Vital” que se inventó el PSOE dentro de un supuesto plan de lucha contra la pobreza, con toda la intención de que sonara un poco a Renta Básica Universal, viene de lejos. Viñeta de julio de 2015 Ingreso mínimo vital, pero sin prisa y según Hace poco el
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