Precariedad
La precariedad, en términos generales, describe una situación de inestabilidad, inseguridad y falta de garantías. Se utiliza para referirse a condiciones laborales, económicas o sociales caracterizadas por la incertidumbre y la falta de protección. En el contexto laboral, implica empleos temporales, bajos salarios, falta de derechos laborales y dificultad para acceder a servicios básicos como la vivienda o la seguridad social. La precariedad económica se manifiesta en la dificultad para cubrir las necesidades básicas y la vulnerabilidad ante crisis económicas. En el ámbito social, puede referirse a la falta de acceso a la educación, la sanidad o la justicia, generando exclusión y marginalidad.
El concepto de precariedad ha acompañado a la historia del trabajo desde sus inicios, aunque la forma en que se manifiesta ha evolucionado con el tiempo. En las sociedades preindustriales, la precariedad estaba ligada a la falta de tierras y al trabajo servil. Con la Revolución Industrial, surgió una nueva forma de precariedad asociada al trabajo asalariado en condiciones inhumanas, largas jornadas y bajos salarios. A finales del siglo XX y principios del XXI, la globalización y la desregulación laboral han intensificado la precariedad, dando lugar a nuevas formas de empleo precario como los contratos basura, las prácticas no remuneradas y el trabajo autónomo dependiente.
La precariedad sigue siendo un problema global que afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente a jóvenes, mujeres y migrantes. La automatización y la digitalización del trabajo amenazan con agravar aún más esta situación, generando nuevos desafíos para los gobiernos y las organizaciones sociales. La búsqueda de soluciones para combatir la precariedad requiere de políticas públicas que promuevan el empleo de calidad, la protección social y la igualdad de oportunidades, así como de un cambio cultural que valore el trabajo digno y el bienestar social por encima de la mera rentabilidad económica. La lucha contra la precariedad no es solo una cuestión económica, sino también un imperativo ético y social para construir un futuro más justo e inclusivo.
Soy sindicalista
En estos días que tanto se habla de sindicalismo, por lo general para mal, he recordado que en el pasado no sólo pertenecí a un sindicato, asistí al nacimiento de uno de ellos. El 19 de diciembre 1999 fui uno más de un grupo de trabajadores de la prensa que se reunieron en
Del pásalo al pasando
Todo el que ha sido parado de larga, corta o media duración o profesional cualificado de la economía por inmersión sabe lo jodido que se plantea un día cualquiera, siempre tienes la sensación de que ninguna de las milongas que te cuentan tiene que ver contigo o con tu entorno. Hoy el tema



