Hay partidos que reprenden a sus diputados por salirse del redil a la hora de votar lo marcado por la dirección, pero la cosa no se queda en un tras-tras en el culo. Se les pone una multa.
Así, el PSOE recaudó 7800 euros a razón de 600 por la cabeza de los 13 diputados del PSC que votaron en contra de las mociones de IU-ICV y de CiU en apoyo de la consulta soberanista en Catalunya.
Eso de la disciplina de partido para imponer el voto a guión cerrado, se me antoja una patada en zona blanda a la democracia, casi a la altura de las abstenciones. Se pide a la ciudadanía que vote libre, que vote responsable y sobre todo que no deje nunca de votar, porque ahí, dicen, reside la grandeza de nuestra gran cosa.
Con el voto disciplinario convierten sus decisiones en una simple operación matemática, se despersonaliza la política y se criminalizan las discrepancias penalizando la disidencia. Todo lo que venga después ya me parece una simple mentira.