Ahorrando con el rey
El rollo que voy a soltar es un truco antiguo que se remonta a tiempos cuando el correo electrónico ni existía ni se le esperaba y enviábamos muchas cartas con fanzines y fotocopias con colaboraciones.
Creo que se podría catalogar de fraude postal pero como hace más de 15 años que no lo practico puede que haya prescrito el delito, si es que lo era. Ahora en tiempo de crisis he considerado necesario rescatarlo.
Consiste en conseguir usar un mismo sello para cientos de envíos.
Paso 1:
Compra sellos de correos, pero en un estanco, compra sellos de los de toda la vida no esas mierdas de pegatinas de máquina que dan ahora en las oficinas de correos que ni son sellos ni nada.
Ahora hay que mojarlos por su parte superior, digamos lavarle bien la jeta al campechano y con ella bien humedecida aplicarle una suave película de una solución agua+pegamento de barra para papel pero por todo el área de la jeta del juanca y también por los filos.
Dejarlos secar.

La marca del pegamento para papel en barra es indiferente, es más, el que mejor funcionaba era ese de las tiendas todo a cien donde podías comprar 3 barras por 20 duros.
Paso 2:
Se deja secar el pegamento, se pegan al sobre con total normalidad y se envía.
Paso 4
(A realizar por el destinatario)
Una vez recibido el sobre, con suerte el matasellos no habrá «matado» los sellos o bien los ha matado muy poco con lo que será mucho más fácil eliminar la película aplicada en el paso 1
Bastará con pasarle el dedo mojado o una brocha suave y húmeda, con esto arrastrarás la tinta del matasellos y goma seca aplicada anteriormente que se disuelve al volver a mojarla.
Paso 5, rescate de sellos
Recuperar los sellos. (bastantes coleccionistas de sellos usados siguen haciéndolo)
Para ello se recortan dejando un margen de papel del sobre de un par de centímetros.
¡Rey al agua! Inmersión
A continuación se sumergen en un vaso de agua.
Tome precauciones y haga esto sin testigos, ni cámaras de televisión.
Le advierto de que corre peligro de ser condenado a fuertes sanciones económicas y puede que hasta a penas de prisión por apología de ahogamiento de la figura del rey.
Disfrute del espectáculo, tenga calma, los sellos se irán despegando poco a poco del papel del sobre.
Las estampillas se separan completamente del papel y llega el momento de sacarlas a la superficie.
Antes compruebe que el de la jeta rosa ha tragado agua por un tubo, si no es así déjelo unos minutos más para asegurarse de que está completamente ahogado.
Ahora es el momento de sacarlos y ponerlos a secar por el método que le aparezca mejor, con un aspirador, con papel secante o simplemente dejándolos secar al calor natural de la veraniega alerta naranja.
El último paso es engomarlos por la parte trasera y volver al PASO 1 Pegarlos a un nuevo sobre y volver a enviar tu carta con el consiguiente e importante ahorro de franqueo.
Es importante que el destinatario esté al corriente de este tutorial para que los sellos «engomados» puedas seguir rulando cuando este los reciba.
La vida de estos sellos dependía del trato que la peña les daba. Así que se procuraba ser delicado y doy fe que de que se han llegado a hacer envíos durante años con los mismos sellos aunque estos llegaban a presentar un deterioro preocupante de tantos lavados y manipulaciones.
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Otras curiosidades sobre envíos postales.
Probablemente lo hayas escuchado contar a algún plasta de esos que aún cuenta historias infumables sobre la mili.
En los tiempos del servicio militar obligatorio (la mili) se decía que los soldados mandaban cartas de manera gratuita remitiéndola. Sin sellos, con el siguiente texto escrito en el sobre:
«De soldado a soldado lo paga el Estado»
¿Leyenda o verdad?, ¿alguien lo comprobó?.
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Truco para enviar cartas con sólo un céntimo en sellos:
(Sólo válido para localidades pequeñas)
Escribir una carta. Ponerle sólo un sello de 1 céntimo y escribir la dirección del remitente en el destinatario y la del destinatario en el remitente.
El cartero lo devolverá por «franqueo insuficiente» pero se la devolverá a la persona que leerá en el remitente. Que es el destinatario pero él no lo sabe.
Este truco no conviene repetirlo mucho desde la misma dirección ni en ciudades muy grandes. Te arriesgas a que por las grandes distancias pierdas el envío, no hace falta decir que no se aconseja probar con envíos importantes ni de valor.
Es importante que estas cartas las lleves directamente a la oficina de correos o a buzones alejados de ambos domicilios.
Este sistema fue probado con éxito en varias ciudades.
Sin olvidar aquellas divertidas y legendarias cartas-cadena con precocupantes maldiciones. En caso de no atender las órdenes redactadas que venían acompañadas de una rubia pegada sobre un texto escrito a máquina de escribir.
Imposible comparar el correo electrónico con las diversiones que procuraba el servicio prehistórico postal.
. Pero para ello tenía que haber complices para el carteo supongo ?