
Este post NO contiene ningún enlace de afiliado ni nada similar. Todos los productos citados han sido comprados en distintos lugares con los que no tengo vínculo de ningún tipo.
Cuando a primero de año llegó la Raspberry y después de poner otros trastos útiles sobre la mesa, se redujo un poco el espacio y el flexo, que no era muy alto, terminó detrás de un monitor «encerrando» la luz. Además, la habitación tiene la lámpara principal muy alejada de la mesa. Era algo a solucionar. Para dibujar en analógico hace falta una buena iluminación.
Después de rebuscar y comparar todo tipo de lámparas de mesa con pie, sin pie, articuladas y fijas. Me aburrí y pospuse la compra porque todas las de este tipo que encontraba no tenía repuesto de la bombilla o barra LED.
Esto es una jodienda porque aunque anuncien 50.000 horas (unos 5,7 años) de vida útil de la bombilla, en cuyo caso habrías amortizado lo pagado (unos 45€), si recibe un golpe o casca, no existe repuesto de la marca ni es de un formato universal (otra forma de obsolescencia programada) por lo que no te servirá ni de pisapapeles. Habría que hacer una chapuza artesanal para reponer la bombilla, algo que no suele intentar casi nadie.
En casa, aprovechando que coincidía que había sobrevivido a otro ciclo en el que la Tierra da una vuelta completa alrededor del Sol, decidieron regalarme una.
Y fue una de esas mismas con barra LED y con brazo flexible que se agarra a la mesa con una abrazadera. Es de la marca Hokone (una gran oportunidad perdida para llamarla Kohone).
Ahí va una reseña rápida.








Sobre el uso, no hay mucho que comentar. Es muy simple.
Sus tres botones frontales sirven para encenderla y apagarla y cambiar la intensidad a uno de sus cinco niveles que se pueden combinar con cinco tonalidades habituales de calientes y frías. Uno de estos botones (M) tiene doble función y permite, con una pulsación de 1,5 segundos, fijar en la memoria la combinación seleccionada y que ilumine con esa al encenderla.







No parece mal construido, quizá los plásticos que envuelven la botonadura es lo que parece algo más endeble, el resto tiene una buena terminación.
La barra mide unos 44 cm y la altura máxima del tubo es de 66 cm sin doblar (más que suficiente para salvar hasta un monitor de 29 ultrawide sobre peana de elevación). La he probado haciendo distintas dobleces a lo serpiente loca para salvar una balda y no hay problema para domarla, conserva la rigidez.
La abrazadera puede «morder» mesas de hasta 8,5 cm de grosor.
Pros
- Precio razonable si la vida útil anunciada de la lámpara es cierta.
- Brazo flexible bastante moldeable.
- Sujeción correcta.
- Sus 9W pueden parecer cortos, pero ilumina bastante bien al máximo.
- Cinco niveles de intensidad y cinco de tonalidad.
- Tres botones frontales con las acciones básicas.
Contras
- Si se rompe la bombilla/barra no existe repuesto, a tomar por saco la lámpara.
- Se echa de menos un ajuste tradicional para poder bajar la luz al ambiente conocido como «me estoy sobando».
- No conserva la memoria seleccionada si se desconecta de la corriente.
Hola. ¿Qué es la caja que tienes sobre el escritorio, a la que tienes medio metido un disco duro? Aprovecho para decir que me molan mazo tus ilustraciones y sus mensajes. Gracias
Hola, Jorge.
Gracias por la visita, las flores y el comentario :P
La caja esa es una estación de acoplamiento para disco duro externo de doble bahía, lo que comúnmente se suele llamar un «dock». Se conecta por USB y sirve para leer discos de 2.5 y 3.5 SATA como si fueran unidades externas y también para clonarlos.
Por aquí está reseñado: https://jrmora.com/clonar-disco-sistema-operativo/