
Colaboración público-privada. Viñeta del 07/12/2025 en CTXT
Las empresas y políticos que se reparten lo público son como las garrapatas. No matan directamente, pero pueden transmitir enfermedades que sí pueden ser mortales si no se tratan a tiempo, ya que una infección puede provocar daños permanentes en órganos vitales.
Eso de la "colaboración público-privada", que tanto gusta a Ayuso, es el subterfugio preferido de los cínicos de la "libertad". Esta podredumbre es solo una más de las muchas que nos regala su sacrosanto capitalismo.
Detrás de la mayoría de canteos derivando la gestión de lo público a lo privado, bien sea en su totalidad o con fórmulas mixtas para despistar, tarde o temprano suelen aparecer muertos en la nevera. Como poco, se engorda esa cadena hipotecaria de favorcillos que las empresas se terminan cobrando de una manera o de otra.
Sí, lo adivinaron, lo cobran a cargo del erario y además del dinero de los usuarios, que terminan pagando dos o tres veces por lo mismo y no siempre, o solo, en dinero. En muchas ocasiones se paga en pobreza, en detrimento de su salud, incluso hasta sus últimas consecuencias o con la degradación sistemática de cualquier otro derecho fundamental.
Que alguien se sorprenda a estas alturas de que el tipo este abogara por cargarse las listas de espera para que su negocio fuera más rentable es para ponerle un suspenso en primero de privatización. Es a lo único a lo que se dedican estas empresas del ramo y la inmensa mayoría de las demás. Reciben lo público para exprimirlo hasta donde puedan y más allá. Es otra rama de lo que se conoce como "modelo Alzira" y del que CTXT ya daba buena cuenta allá por 2017. Leer parte I y parte II.
El consejero delegado de Ribera Salud, Pablo Gallart Gaspar, se defendió diciendo que los audios estaban "editados, recortados y fuera de contexto" y más tarde publicó una nota con otra versión del audio de unos cuatro minutos, que decía que es parte de la grabación íntegra de más de una hora. La empresa publicó un comunicado en el que se declaran "víctimas de ataques infundados por motivos políticos" y Ayuso dijo que son "rencillas entre directivos", al tiempo que presumió de que las listas de espera son las más rápidas a este lado del Mississippi.
Así nos entretienen con distintas versiones, interpretaciones y mentiras habituales para que no vayamos al melme de la cuestión: se privatiza lo público y las ganancias derivadas de su demolición, para beneficio de unos pocos, destruyendo los servicios públicos y socializando todos los gastos asociados para crear un triste y muy rentable ecosistema de pobreza, desigualdades y carestías.
Ayuso no deja de añadir logos a su infame uniforme ultraneoliberal.

Y entre atraco y atraco de lo público, nos quieren vender que este sistema es de lo bueno lo mejor. Así, se inventan premios que los apandadores entregan a los mismos que favorecen el expolio con la inestimable ayuda de la prensa mamporrera a la que tienen bien untada.
Si creen que el panorama postapocalíptico de la película Idiocracia era un imposible, lamento decirles que hace años que fue superado de largo por la realidad.










