
Salvo que quieras sustituir tu fuente por capricho o para preparar tu equipo para futuras ampliaciones que precisen de más y mejor alimentación, los escenarios en los que es recomendable cambiarla son estos:
- Antigüedad (más de 5-7 años aunque esto es relativo), ya que los componentes se degradan. Algunas marcas prometen, o más bien sugieren por garantía, 10 años de vida útil y muchas la consiguen o incluso superan la década y más allá.
- Ruidos anormales (coil whine, chasquidos, traqueteos o ventilador defectuoso e irremplazable).
- Inestabilidad del sistema (reinicios, pantallas de errores varios o fallos aleatorios).
- Actualización de hardware (si la potencia no es suficiente para la nueva GPU/CPU).
- Problemas eléctricos (voltajes irregulares medidos con HWInfo y/o multímetro).
- Olor a quemado o componentes hinchados (capacitores dañados). La excesiva temperatura con una buena ventilación también puede ser una señal para plantearse un cambio.
Bien, pues ha llegado el día de jubilar mi fuente de alimentación.
La que se se va a retirar a descansar al limbo de los cacharros desconectados es una LC-Power LC8850 II V2.3 Arkangel de 850 W.
Aunque no presenta problemas de entrega de voltaje, tiene más de 13 años y ya suelta un zumbido constante que empieza resultar muy molesto. Hasta hace poco, la caja silenciosa que usaba, una ANTEC P183 V3, aislaba bien este ruido, pero tras una serie de cambios en el equipo que requerían más potencia, el ruido aumentó mucho.
No acostumbramos a prestar la atención que merece la fuente. Ni siquiera atendemos a su mantenimiento mínimo. La plantamos ahí y mientras el ordenador se enciende no volvemos a mirarla. Esto es un gran error.
La fuente de alimentación (PSU), es un elemento vital de nuestra máquina ya que convierte la corriente alterna (AC) en corriente continua (DC) y suministra voltajes estables (+12V, +5V, +3.3V) a los componentes del PC. Además, protege el sistema contra picos de voltaje, cortocircuitos y sobrecargas, para garantizar un funcionamiento seguro y eficiente.
En resumen, la vida útil, o la posible muerte repentina e inesperada, de nuestros componentes dependerá directamente del estado de la fuente. Aunque hoy ya es difícil que una fuente defectuosa se lleve por delante tu placa o cualquier otra cosa antes de apagarse, el riesgo siempre existe. Aún así no hay que obsesionarse con una catástrofe inminente.
Sus componentes deben limpiarse periódicamente para evitar la acumulación de polvo, pelusas y demás porquería que puede incluso llegar a detener su ventilador. Normalmente, los ventiladores de las PSU se sitúan en la parte baja de la fuente y aunque la mayoría de cajas que incorporan espacio inferior para la fuente tienen rejillas para impedir la entrada de polvo, es inevitable que se ensucie con el paso del tiempo.
No debes tener miedo a quitarla, abrirla y limpiarla, siempre con precaución. Después de apagar el PC y desenchufarlo de la red, asegúrate de apagar la fuente (con su botón 1/0) después desconéctala por completo de la placa y de cualquier otra cosa a la que esté conectada para manipularla con mucha precaución asegurándote de que no tiene ya carga alguna.
No es muy complicado aprenderse para qué sirve cada cable de la fuente y dónde hay que conectarlos. Aún así, si no estás familiarizado aún con ellos, etiquétalos antes de desconectarlos. Luego dibuja un diagrama para ir sobre seguro a la hora de volver a enchufarlos.

Este es el aspecto que presentaba mi vieja fuente. La última limpieza se hizo hace más un año. Como verás, ya volvía a tener mierda como para parar dos trenes.



Y así quedó después de pegarle un buen limpiado, primero con aire y luego con una brocha suave y un pincelito para rematar la faena con una paño de microfibra liso.

Gracias a esta limpieza descubrí que el zumbido permanente de la fuente no estaba causado por el ventilador, un viejo Yate Loon D14BH-12 (L-SSS) de 140 mm de dos pines. Ya que, una vez revisado, limpiado, engrasado y probado fuera de la fuente, aunque no es el más silencioso, ya que está bastante trillado, no hacía un ruido alarmante.
Este ruido, denominado coil whine, es un zumbido o chirrido más o menos agudo causado por vibraciones electromagnéticas en componentes como inductores o transformadores. Aunque de entrada no suele ser un indicativo de un problema grave, puede ser molesto y en una fuente antigua puede indicarnos la degradación de inductores y/o capacitores u otros elementos.
En este punto, la decisión más inteligente es sustituir la fuente ahora en lugar de esperar y arriesgarnos a que nos de un susto el día menos pensado.
Además, es el único ruido molesto en la nueva caja por lo que el cambio garantizará el silencio casi absoluto del conjunto.
La fuente elegida para la sustitución ha sido la Corsair RMx Series RM750x. Una modular de 750 W con un modo de ventilador Zero RPM que garantiza el funcionamiento casi silencioso con cargas bajas. Más que suficiente para alimentar los componentes e incluso sería compatible con futuras actualizaciones de GPU (hasta RTX 4080), que descarto completamente por su precio aún abusivo.
Y como ya les adelanté por aquí, voy a montar mi primer PC desde cero (spoiler: ya está hecho), pero eso ya lo contaré en otro rato.