Cada vez que hay disturbios los contenedores son los reyes de la fiesta. Aparecen en primera fila en barricadas, ilustran portadas de diarios y tienen presencia destacada en las tertulias de la tele.
El contenedor ardiendo es un invitado fijo y símbolo de cualquier protesta. Lloramos por él y nos lamentamos de la cantidad de pasta que se calcina cuando arden.
Hoy me aburría y me hice una pregunta.
¿Cuántos contenedores se queman al año?
Muchos, la gran mayoría por simple vandalismo, descuidos o cualquier otra causa sin relación alguna con trifulcas callejeras relacionadas con protestas sociales.
Si esperaba datos exactos, huya enseguida de aquí.
Se podrían conseguir cifras más o menos precisas, pero ese no es mi cometido. Para eso está la alegre muchachada del periodismo de datos.
Lo que sí puedo hacer es una aproximación de los contenedores que arden basada en el infalible cuento de la vieja.
Para hacernos una idea, sólo en la provincia de Málaga es raro el día que no arde alguno. Basta hacer una búsqueda en la cuenta de Twitter del Consorcio Provincial de Bomberos.
Imaginemos que sucede más o menos lo mismo en las 50 provincias y hagamos otro ajuste un poco a la baja, también basado en la cuenta de la vieja, para no exagerar. Pongamos que arde uno cada cuatro días. Esto arroja unos 7,5 al mes y un total de 90 al año, que multiplicado por 50 provincias nos deja la cifra nada exacta de 4.500 contenedores quemados al año.
Pero seguro que son muchos más. En 2018 ardieron en Huelva 50 contenedores en 2018. Y en 2017 se leía que ardía de media casi un contenedor diario en Córdoba. En noviembre de ese año ya habían contabilizado 226. Según Sadeco en 2016 ardieron en Córdoba un total de 161.
He rebuscado en distintas webs de empresas que venden contenedores y la media del precio de un contenedor común, dependiendo de su capacidad o de si es de metal o plástico y sus características (tipo de ruedas y tapas, etc) se puede dejar, también muy a la baja, en unos 450 euros. Pueden llegar hasta 700/800 euros.
4.500 contenedores a 450 euros cada uno, 2.025.000 euros al año. Sin meter gastos asociados a la extinción y otros etcéteras. Insisto, cálculo muy generoso a la baja. Y eso sin añadir el resto de muebles, comos las hijas de los contenedores; las papeleras, otro elemento que se vandaliza y abrasa bastante.
Pues eso, que los contenedores ardiendo deberían ser noticia también el resto del año porque sin contenedores no hay democracia. Salvemos nuestros contenedores. Son el símbolo de nuestros logros sociales. El emblema de la patria. Si los perdemos habremos fracasado como sociedad.
La justicia, la paz social y el estado de bienestar sólo podrán conseguirse si mantenemos nuestros contenedores limpios, relucientes y convenientemente despolitizados.
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