Hitler y las chuches. Tontolar propuesto por Manolo Almagro que lo defiende así:
Lo mismo hay quien lo considera una curiosidad histórica, pero a mí me parece un tontolar de caballo.
Según el testimonio de Elisabeth, Adolf se levantaba por la noche y comía chuches y galletas «a escondidas», aunque conociendo un poco al personaje no creo que tuviera reparos para hacer eso, o cualquier otra cosa, en cualquier otro momento del día sin necesidad de esconderse.
Como siempre, lo más curioso, gracioso o anecdótico es lo que termina en el Tontolar.
Esta es una de esas anécdotas con la que puede quedar como un señor historiador en su próxima reunión de cuñados.