Traducción catalán por Oriol, ver aquí
Hace unos días, escuchaba un corte en radio donde le preguntaban algo sobre un tema que no recuerdo a un ministro, creo se trataba del publicista de industria Miguel Sebastián, pero no me hagan mucho caso, igual era otro elemento.
La pregunta era algo así como "¿ha hablado usted con Zapatero al respecto de este asunto? a lo que el político contestó algo parecido a: "Como usted comprenderá esto pertenece al ámbito de una conversación privada"
No hubo réplica por parte del periodista, no se molestó en cuestionarse si los asuntos de la gestión pública pueden pasar a ser "de ámbito privado"
Esta anécdota que para muchos pasaría desapercibida no es más que uno de los millones de detalles que dejan claro que los políticos no son humanos comunes y que la borregada así lo ha aceptado encantada.
La dimisión de Bermejo fue otro claro ejemplo de la impresión que me producen estos tipos, nos toman por gilipollas abiertamente.
Basta recordar el circo que montó el siempre excesivo Bono aquel día del culebrón público oraganizado para anunciar su no retirada.
¿Por qué no se comportan como personas normales? ¿Acaso no sería más lógico que dejaran de engolar el discurso y se presentaran como los humanos que se presupone que son?
Todos tenemos muy claro que entre puros y langostas dicen tacos, eructan, se encabronan, rien, sienten y padecen los instintos básicos comunes a la especie pero es calzarse la corbata, acercarse a la lente y la alcachofa y se transforman en los marcianos que son en horario de trabajo.
¿Se los imaginan dando esos discursos para proceder a despegar la tapa del flan ante su familia?
Pues si no es así, ¿por qué nadie les desmonta el teatrillo cuando hacen apariciones públicas?
¿Por qué los medios siguen tragando con convocatorias de prensa como la última del ministro cazador en la que se prohibía hacer preguntas a estos inhumanos de lo público?
Creo que somos un pueblo justo y agradecido cuando hay que serlo, y los inhumanos de lo público en lugar de seguir reivindicando su derecho a no ser tratados como chorizos, embaucadores, mentirosos, corruptos y demagogos sectarios deberían empezar de una maldita vez a dimitir admitiendo errores y a pedir disculpas de forma espontánea y sincera.
Pero esto nunca sucede y los talibancitos de partido continúan alrededor de sus excelencias inhumanas con el boomerang siempre listo.
Y mientras tanto la autocrítica sigue sin aparecer, ni siquiera da señales de su posible existencia.
¡Ya podrían tener ellos los cuernos en lugar de los venados!
Que gran verdad. Quien tiene el poder de subir acaba subiendo.
"talibancitos" me acabo de dar cuenta, me has igualado a ellos, al llamarme del mismo modo grrrr
Nos toman por gilipollas, deberian pararles los sueldos a todos c*br*n*s y ladrones que juegan con nuestras vidas, la crisis les beneficia!
No hagamos como los demás... aferrémonos al sillón
Yo nunca sería político, para ser político es requisito indispensable ser mala persona..