Rodrigo Rato condenado por fraude fiscal, blanqueo y corrupción. Viñeta del 21/12/2014 en CTXT
La Audiencia de Madrid ha condenado al que fuera vicepresidente y ministro de Economía con Aznar, Rodrigo Rato y Figaredo a cuatro años y nueve meses de cárcel y a multas de más de dos millones de euros por tres delitos de fraude fiscal, blanqueo y corrupción. Todo delitos muy peperos. Se le pedía un total de 70 años de cárcel y 8 millones de euros de multa.
Rato ya ha anunciado en una nota enviada a los medios que recurrirá la sentencia considerando que es "injusta y falta de base jurídica".
El que fuera bautizado por los medios y la maquinaria de propaganda de su partido (del que fue expulsado en otoño de 2014) como el artífice del "milagro económico" dice que de los once delitos fiscales de los que fue acusado ha sido absuelto de ocho y cree que los otros tres por los que ha sido condenado no llegan a ser delito o estarían prescritos.
Creo que a Rodrigo, lo que más le duele es que lo llamen corrupto, él considera que lo suyo es otra cosa. No sé, llámelo mangoneo por lo privado o algo así.
Según Rato, en ámbitos privados "las cosas que la ley puede sancionar" son simplemente "un delito". Igual le cuadra más que se le llame delincuente común, pero, de momento es un defraudador y un corrupto, para ser delincuente completo sólo le falta atracar una entidad bancaria, pero esta vez a mano armada.
En más de una entrevista el tipo sostiene con cinismo la teoría de que para que alguien sea un corrupto debe organizar las corruptelas siendo alguien con poder y con responsabilidades públicas.
El ahora corrupto según la última sentencia no ha perdido la chulería que le caracteriza y que puso de manifiesto en 2018 cuando pronunció aquella frase que le perseguirá para siempre de "Eso es el mercado, amigo". En tono siempre altivo, y atribuyéndose una supuesta superioridad moral del que un día se creyó intocable, sigue manteniendo que, como político, es alguien intachable.
No he encontrado aún a nadie que crea que Rodrigo va a volver a entrar en la cárcel.