
El suicidio y los chistes o los juegos de palabras supuestamente ingeniosos en el titular suelen casar mal. Como es el caso de este tontolar de César Casal.
«Verónica, ¿por qué?»
Ya puede haber escrito el texto más bello del mundo sobre Verónica Forqué bajo este encabezado, que no se salva de parecer un gañán.
Como le recuerdan por aquí, se trata de una chufla manida que ya hizo Martes y Trece en su día y que también repitió después Carlos Pumares. Como las piezas de opinión son terreno habitual para ciertas licencias, resulta difícil saber si el escribiente creyó que estaba siendo profundo, original, creativo e innovador o simplemente ejercía de obrero rascaclics, principal objetivo del periodismo actual.
Siempre habrá hay alguien para alabar estas horteradas convencido de que son genialidades. Basta ver cómo algunos aplaudieron esta chorrada y esta otra aún más chorra.