Tabaco
El uso de la planta del tabaco, Nicotiana tabacum, tiene una larga historia que se remonta a más de 10.000 años, cuando las culturas indígenas de Centro y Norteamérica ya la cultivaban y utilizaban en rituales religiosos aunque hoy en día se sigue usando por chamanes y curanderos. Estas civilizaciones consideraban al tabaco como una planta sagrada con propiedades curativas y espirituales. Cuando los europeos llegaron a América en el siglo XV, observaron que los nativos fumaban hojas de tabaco secas en pipas, lo que captó rápidamente su atención. A partir de entonces, el tabaco fue llevado a Europa, donde se popularizó tanto como medicina como entretenimiento.
El hábito de fumar evolucionó con la invención del cigarrillo, que se produjo durante la Revolución Industrial. El cigarrillo moderno apareció gracias a la invención de máquinas para fabricarlos a gran escala, lo que permitió que el tabaco llegara a más personas de forma masiva y económica. En España, los primeros cigarrillos manufacturados y empaquetados se introdujeron hacia 1825, y su consumo se expandió rápidamente desde 1830.
Así, lo que comenzó como un uso ritual terminó convirtiéndose en un hábito global con importantes implicaciones sociales y de salud pública.