
Trump y el cambio climático
Viñeta del 02/12/2018 en CTXT
Al patán de Donald Trump, después de recibir y mandar al carajo un informe de la Casablanca de 1.656 páginas sobre los efectos del cambio climático en la economía, la salud y el medio ambiente sólo se le ocurre soltar un «no me lo creo».
Para Trump, este asunto es una cuestión de fe y ahí los datos no pintan nada. Donald, que tonto no es, sabe que este discurso cala bien entre sus parroquianos, acostumbrados a negar cualquier cosa que refuerce sus discursos conspiranoicos y negacionistas sobre todo tipo de cuestiones que puedan ser etiquetadas como temas de la «competencia» ideológica.
En una entrevista al diario The Washington Post añadió:
“Uno de los problemas que tenemos mucha gente como yo, que tenemos niveles muy altos de inteligencia, no necesariamente somos creyentes. Miras nuestro aire y nuestra agua, y ahora mismo estamos en un lugar limpio. En cuanto a si es hecho por el hombre, no lo veo”.
Muy hábil, una arenga dirigida a sus obtusos para que se crean inteligentes, especiales y subversivos.

Viñeta del 4 de junio de 2017 en CTXT
Patán y negacionista
El año pasado Trump retiró a EE UU del Acuerdo de París contra el cambio climático. Ninguna sorpresa, ya había avisado.
Donald, experto en llenarse la boca de palabras que juntas parecen sonar bien, soltó enctonces su rollo habitual:
Mi obligación es para el pueblo estadounidense. El Acuerdo de París socavaría nuestra economía, debilitaría a nuestros trabajadores, debilitaría nuestra soberanía, impondría riesgos jurídicos inaceptables y nos pondría en desventaja económica permanente con los demás países del mundo.
El vicepresidente, Mike Pence, se limitó a repetir muchas veces “estadounidense”:
Nuestro Presidente está optando por poner en primer lugar los empleos estadounidenses, los consumidores estadounidenses, la energía estadounidense y la industria estadounidense.
Rick Perry, secretario de energía y gobernador de Texas, tiró por el triunfalismo chusco genérico:
Seremos un ejemplo para el resto del mundo sobre cómo alcanzar metas económicas, energéticas y ambientales simultáneamente.
El congresista James Sensenbrenner, fue aún más primitivo:
“El presidente está manteniendo su promesa de poner América primero.
Aplaudo al Presidente Trump por poner a Estados Unidos primero y dejar este acuerdo climático injusto. Todos queremos un aire y un agua más limpios, pero podemos lograr estos objetivos sin perjudicar al país y subcontratar puestos de trabajo a países extranjeros “.
América para los americanos, América primero, somos los mejores, su rollo patriotero barato que no esconde más que el cateto mensaje negacionista, aislacionista y otros istas de siempre.
Farfolla adornada con un supuesto mensaje de defensa del trabajador, sin fondo, ni argumentos ni recorrido.
Trump es sumamente ignorante pero en este aspecto prima su desprecio. Le da igual todo lo que no sea su dinero y sus hijos; probablemente en ese orden. Lo que se demuestra con la ristra de enormes concesiones que ha hecho a favor de lobbies.
Lo más interesante de esta situación es que el Partido Republicano ha demostrado no tener el menor atisbo de personalidad ni principios. Han cedido todo al éxito.