Televisión adaptada a la alarma nuclear
No sea usted majarón. En caso de ataque nuclear como el que imaginan y pintan los medios no sobrevivirá ni el tato, y el que lo haga será de churro e incluso es muy probable que no tenga ningún motivo para alegrarse porque no quedará absolutamente nada a su alrededor.
Los medios se llenaron de consejos chorra en los que, entre otras estupideces, nos hablan de la distancia a la que hay que alejarse del lugar de la explosión, como si los pepinazos nucleares estuvieran programados en el calendario con día, hora y lugar exacto de la detonación para que tengamos tiempo a hacer planes e ir pillando en Amazon lo que vamos a necesitar para sobrevivir.
Así, ilustrando con grandes y anaranjados hongos nucleares sus piezas, se han tirado una semana dando la turra con tutoriales de supervivencia llegando a explicarnos cómo construir un búnker con las cuatro cosas que tenemos arrumbadas en el trastero.
Una cosa está clara. Algunas neuronas ya están achicharradas sin necesidad de apocalipsis nuclear.