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Con su permiso, le echo una mano, usted me alegra la vista con sus dibujo y yo hago lo que puedo.
Imagínense a ustedes mismos como un grupo de inversores con el sano deseo de embolsarse unos mil millones de euros en el menor tiempo posible. Tienen ustedes la maravillosa idea de construir campos de golf, cientos de chalets de lujo, hoteles de cinco estrellas, etc.
Ya se han comprado la finca donde piensan desarrollar su proyecto: una propiedad enorme cercana a lo que ustedes consideran un pueblo de catetos en el corazón de Andalucía. Saben perfectamente que si se atienen a la estricta legislación medioambiental, no hay manera de que puedan embolsársela millonada que sueñan. Saben perfectamente que no hay suficiente agua para regar los campos de golf y que arriesgan contaminar el acuífero subyacente. Bueno ¿y qué? No vamos a preocuparnos por minucias. Hay que trincar la pasta cuanto antes y largarse.
¿Cómo hay que proceder? Bueno, pues hay que comprar la ciudad en cuyo municipio se van a realizar nuestros planes. ¿Cómo? He aquí una guía clara y precisa en diez cómodos pasos que les ayudarán a que su maravilloso sueño se haga realidad.
1. Compre a los políticos
Es necesario comprar a los políticos locales. No se olvide de ninguno de los partidos principales, sea de derechas, de izquierdas o de centro. Consiga que se posicionen de su lado. Llévelos de copas e invítelos a comer tan a menudo como se lo permitan sus estómagos. Asegúrese de que ganan las próximas elecciones locales. ¿Cómo? Corran con los gastos de sus campañas electorales. Anuncie repetidamente su fabuloso proyecto en sus periódicos gratuitos (panfletos, más bien). ¿Y si el partido que ostenta el poder municipal no es muy proclive a sus proyectos? Pues organice un golpe de mano democrático en el ayuntamiento y que los partidos afines a sus ideas se hagan con el gobierno municipal.
Consiga que los políticos de ámbito regional y nacional sean comprensivos con sus planes. ¿Qué uno de ellos podría trabajar de arquitecto en su proyecto? ¡Estupendo, dele el puesto! ¿Qué el hermano de un ex ministro está dispuesto a encabezar su promotora? Pues miel sobre hojuelas.
2. Compre los medios de comunicación locales
No querrá usted que algún protestón, con la excusa de proteger el entorno natural, haga declaraciones en contra de su proyecto en la radio, televisión o prensa local. ¿Qué hacer? Simple. Bombardee los medios con publicidad de su maravilloso proyecto. Consiga que algún profe mercenario, auto-nombrado catedrático, jure y perjure en los medios las bondades de su proyecto.
3. Compre la asociación local empresarios
Por supuesto, los empresarios locales deben apoyar sus planes incondicionalmente. Y, si al presidente de la asociación, propietario de una importante empresa constructora local, le encantaría pillar algún trabajillo de su proyecto… ¡maravilloso! Ni se preocupará en buscar un acuerdo general entre todos los socios de la asociación. En cambio, se encargará de recoger firmas a favor de sus planes y las entregará al mismísimo defensor del pueblo. Y, con suerte, puede que hasta se encargue de organizar una manifestación de apoyo a su proyecto.
4. Compre los clubs y asociaciones deportivas
Regáleles camisetas con su logotipo para los entrenamientos y competiciones. Los directivos de estos clubs se encargarán de obligar a sus socios a llevar puestas sus equipaciones, les gusten o no.
5. Compre la asociación local de viticultores
¡Vaya, está usted de suerte! Así que ha conocido a un ambicioso arquitecto local dispuesto a aceptar un importante puesto en su proyecto y, además, resulta que es el presidente de la asociación local de viticultores. ¡Fantástico! Ya se encargará él de convencer a los otros socios para que respalden su proyecto.
6. Compre la asociación local de minusválidos
Este paso es bien fácil. Suelte 20.000 euros (que para usted no supone mucho), y compre a los pobres minusválidos un microbús de segunda mano. Seguro que alguno de ellos se lo agradecerán encabezando una manifestación a su favor.
7. Compre al clero local
Quizás se acuerde usted del pasaje evangélico en que Jesús expulsa a los mercaderes del templo, y supone que ni el mismísimo diablo le dejaría colgar sus banderolas publicitarias en la iglesia principal del pueblo. La cosa está difícil pero… ¿no tiene el párroco un pariente ambicioso con intereses en su proyecto? ¡Tío, que suerte! ¡Cuelga los pendones bien alto del santuario! ¡Más cerca están del cielo!
8. Compre a la Guardia Civil
Éste sí que es bueno. Pensará usted que las fuerzas del orden están ahí para proteger a los ciudadanos de manera absolutamente imparcial. Pero, por otro lado, usted sabe que va a necesitar un buen equipo de agentes de seguridad que defiendan su propiedad de los intrusos. ¿Por qué no contrata al pariente de un jefe local de la guardia civil? Seguro que se encarga de denunciar a sus oponentes por agitadores y follonistas. Simplemente dele los detalles de aquellos que le están dando la lata más de la cuenta.
9. Ya puestos, intente comprar a todo el pueblo
Como en cualquier parte, los jóvenes del pueblo y sus padres necesitan trabajo y diversión. Y usted va a necesitar todo un regimiento de picapleitos que denuncien a sus oponentes, va a tener que echar mano de agentes inmobiliarios, periodistas, presidentes de asociaciones vecinales, etc. Invítelos a francachelas y cuchipandas. Regale entradas para los toros, organice conciertos populares gratuitos. El pueblo entero terminará creyendo que su proyecto es lo mejor que le podría haber sucedido.
10. Y, por último, ¿por qué no comprar también a los que se oponen?
Ha llegado ya al punto en que sólo le queda anular a esos listillos que han tenido la desfachatez de oponerse a su proyecto considerándolo un gravísimo atentado para el futuro del pueblo y de su medio ambiente.
Bien, primero intente comprarlos. ¿Qué se resisten? Eche mano de todos los mercenarios que ya se han dejado comprar para amenazarlos e intimidarlos. Si todavía no funciona, bombardéelos con denuncias y querellas apañadas. Verá como encuentra suficientes sinvergüenzas dispuestos a ayudarle.
Unas palabras de advertencia. Si, a pesar de todo, aquellos ciudadanos insobornables que se oponen a sus proyectos deciden continuar la lucha, terminarán derrotándole. La ley y la justicia están del lado de ellos. Quizás pueda usted comprar algún juez, pero no puede comprar a todos.
Magnífica entrada. Y bastante real para casi todos los pueblos.
La he publicado y transcrito entera.
Salu2
Por si además de especular en Andalucía, comprando un pueblo, te apetece hacerlo en otras partes de España…: http://www.pueblosabandonados.es/
Oops! Creo que no debí dar pistas :-D