Se está poniendo la cosita chunga.
Unos cuantos malababa de la pluma y de la cosa radioéctrica han sacado sus pechos machitos más carcas provocando un debate abierto y ¡hala! salpicaduras de presunción para todos.
La política, que suele importar a la mayoría de gente un carajo, lo acaba desvirtuando todo.
Que las ministras sean ministras y no ministros no lo es todo, no puede ser el fin. Permitir que cuatro retrógrados con atril mediático nos hagan desandar lo andado en materia de igualdad es una estupidez.
En la televisión se sigue presentando a las mujeres como cositas guapas y masticables entre millones de anuncios de operaciones y potingues imprescindibles para el gustar masculino.
Recuerde el ya clásico: "Yo, las prefiero grandes"
Se siguen haciendo concursos de miss carne, se siguen debatiendo patiñadas en torno a encames puteriles donde las chonis son cada vez más chonis.
El lenguaje de los escupientes de miserias usado como excusa de un presunto análisis político encubierto no ha podido ser más rastrero.
Pero a alarmistas no nos gana nadie, que un ramillete de faltones tan escaso en número como en respeto haya soltado sus mierdas acerca de las ministras tampoco lo es todo.
Los medios donde se han vertido esas opiniones no van a dejar de leerse, de verse o escucharse. El machismo existe.
Todos presuntos.
Lo cierto es que estos temas nos encantan.
Algún día aprenderemos a pensar por nosotros mismos, sin que nadie tenga que ponernos la cuchara en la boca.
Aquí lo que prima es lo política y mediáticamente correcto.
Respetamos más las ideas que a la personas y damos gran importancia a lo que piensa la mayoría.
Las personas (hombres o mujeres) merecemos un respeto por el hecho de serlo, no por las ideas que tengamos y menos por las que tengan quienes nos han puesto en algún sitio (pedestal o Averno). Y merecemos respeto aun cuando lo nieguen todos, lo niegue uno o no lo niegue nadie.
Un abrazo y mi felicitación por tu pluma.