Ya existen suficientes engendros creados con inteligencia artificial generativa para llenar quinientos museos del horror. Los IA-Bro ya pueden empezar a llamarme neoludita o cualquier otra pamplina de esas, pero esto sólo puede calificarse de mierda.
Me apuesto cualquier órgano vital a que si la agencia de las cosas culturales de la junta hubiera encargado y recibido este trabajo como pieza final, ni lo hubiera aceptado, ni pagado, ni mucho menos publicado. Se habrían dado cuenta enseguida de que las malformaciones no eran una licencia artística del autor.
Por eliminación, deduzco que esto lo ha hecho un cuñao garrulo de la casa con una IA a lo pimp-pam-pum para ahorrarle unos euros a la administración. Quizá hasta lo hayan felicitado por lo rápido, bonito y gratis que le salió la chapuza.
Así, con motivo del Día Internacional del Libro, la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía ha decidido deleitarnos con esta grandísima boñiga para anunciar que el Centro de Investigación y Recursos de las Artes Escénicas de Andalucía en Sevilla se suma a la iniciativa del Museo Artium con una campaña de bookcrossing en la Biblioteca del CIRAE.
Parte de la mano de la lectora se ha fundido con las hojas del libro al tiempo que la manga está engullendo el libro. Otro dedo, que debería estar en sombra, aparece luminoso y de otro color, como un mal injerto que el paciente rechaza. La otra mano parece estar encima y a la vez debajo describiendo una pirueta anatómica imposible.
Pero si bajamos al pie, el desastre de la mutación es absoluto. Siete dedos como churrltos de plastilina y algunos presentan un tumor con inflamación en un tono rojizo preocupante. El hueso del tobillo se ha abierto paso hacia adelante y amenaza con asomar entre la carne.
Ni en mis largos paseos por el yermo del Fallout he visto cosas tan horrendas.
Aquí tienen la imagen a buen tamaño.