No lo dude. Mientras se escribe este texto, Elon Musk está dándole vueltas a alguna idea absolutamente absurda. Eso si es que no ha soltado ya tres o cuatro de una tacada porque a falta de masa gris, y en ausencia de plan, buenas son las trifulcas.
Apenas tres días después de cepillarse a más o menos la mitad de la plantilla, el inventor del metro, véase un tren que circula por un túnel, tubo en su caso, y ahora de los foros, ha descubierto que necesita a algunos de ellos para hacer funcionar la empresa o para aplicar determinados cambios o mejoras (que no siempre es lo mismo) y les está pidiendo que vuelvan. Por cierto, parece que en el metaverso ese van a hacer lo mismo en unos días
Resulta que ahora no se le ocurre otra cosa mejor que decir que algunos de los despidos se comunicaron "por error". Y podríamos comprarle el cuento porque de errores Elon Musk sabe más que nadie, ya que basa en ellos su ausencia de estrategia.
Y resulta tierno y risible leer a criptolais, cayetanos, autoproclamados liberales (que su significado en España entre poco y nada tiene que ver con las libertades) y otros seres que duermen con la gorra aplaudiendo a Melón por la purga al tiempo que le piden libertad de expresión como el esclavo que le pide al masa Reynolds que le afloje los grilletes.
Entre todo este sinsentido aparece nada más y nada menos que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en persona para implorarle al muchomillonario que no se cague en la libertad de expresión. Que, por favor, sea piadoso con los civiles. Otro pasaje al estilo Black Mirror más churretoso para esta historieta.
Más de uno ya está convencido de que todo esto no es más que el penúltimo caprichito del ricachón tontorrón que lo tiene casi todo y que cree que mañana puede ir comprándose la presidencia de la tierra de las oportunidades para alardear de que la razón va aparejada a los millones.
No en vano ya se ha apresurado a pedir a los que él considera "votantes independientes" que voten a los republicanos. Todos lo que se salgan de ese espectro equivalente al tradicional y falso "ni de izquierdas ni de derechas" son "activistas", subterfugio que usa de momento hasta que le encarte tirar del consabido "ogros comunistas". Ya lo saben ustedes. Activismo: mal, lobista de lo suyo: bien. Esas son las lecciones políticas para besugos de Elon Musk.
Y entre tanta ráfaga y ráfaga de gilipolleces, ahí sigue dando la chapa con su primera idea estrella. Vender una pegatina por 8 dólares para darles a sus orgullosos pagadores los privilegios que merecen los ciudadanos de honor del recién creado Estado Musk, que según él es la capital de internet y el laboratorio donde se reformarán todos los derechos conocidos y nacerán otros por conocer.
De momento, la llegada del lumbreras de Musk ha provocado que Audi, Lamborghini, Bentley, Porsche, Grupo Volkswagen, Carlsberg Group, United Airlines, REI, General Motors, Pfizer y L’oréal hayan retirado su publicidad mientras se sientan a verlas venir. Otras empresas como la agencia de publicidad Interpublic Group, que tiene una importante cartera de clientes potentes, han hecho lo propio.
Con lo fácil que era decir lo obvio y evidente: Tuiter es una empresa y aquí he venido a sacarle los cuartos para recuperar algo de la morterada de dólares soltada y que los inversores pillen lo suyo.
Pero molaba mucho erigirse en un superhéroe que lucha y se sacrifica por los derechos civiles y que terminará con el hambre en el mundo, instaurará la justicia social por ley y cortará la cinta de la paz en el mundo.
Ya saben, todas esas cosas de millonarios flipaos y posturetas que nunca tienen a nadie cerca con un cubo de realidad fresquita a mano.
