Enrique Matías Ossorio Crespo es, entre otras cosas, vicepresidente y portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Un tipo miserable de la escuela pepera ayusística que se embolsa un mínimo de 108.000 euros al año del erario y que se pregunta con cinismo que dónde estarán los pobres, que no los ve.
Ossorio es lo que se conoce en mi barrio como un mierda.
Su último zurullo intelectual fue decir que las familias que habían perdido un familiar gracias la chapucera, desastrosa y cruel gestión de las residencias durante lo más duro de la pandemia "ya lo habían superado", aludiendo a la posibilidad de si podría haberse evitado para rechazar otra vez una comisión de investigación. Algo que reclama PLAGDIMARE, la Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en las Residencias, que no ha dejado de denunciar discriminación en la derivación de los mayores a los hospitales.
Los coleguitas del PP tampoco quieren ahora ninguna investigación
Y no ha pasado nada, nadie se ha congregado a las puertas de su trinchera en el gobierno de Madrid para esperar a que salga, canearlo y mantearlo. O como mínimo gritarle un par de cositas.
Ossorio se arroga en portavoz de miles de familias y sentencia que ya no quieren ni necesitan nada, que todo aquello ya pasó. Atrás quedaron los bramidos del PP señalando a Pablo Iglesias de ser el responsable de la gestión de las residencias, gestión que Ayuso ahora reconoce que asumió como mando único, como era de cajón por competencias autonómicas.
Esta es la aportación de estos gestores, más bien excretores, a una de las miserias más vergonzantes que dejó la pandemia. 19415 de nuestros mayores arrumbados a su suerte en residencias sin recursos y/o en condiciones inhumanas, 19415 personas borradas sin remordimientos de los aparcamientos de ancianos.
7.291 de ellas murieron sin recibir atención médica (5.795 con covid).
Un documento probó finalmente que el Gobierno de Ayuso fijó “criterios de exclusión” para no trasladar a enfermos de residencias a hospitales.
Cualquier adjetivo chungo que se le quiera regalar a Ossorio le viene pequeño. Su reacción fue decir que los medios habían "recortado" sus palabras y lo quiso arreglar esparciendo más mierda, que es lo único que sabe hacer bien.
El político pepero medio es especialista en dos negociados:
La antipolítica. Son amantes de criminalizar cualquier acción política que no sea la suya para calificarla de forma peyorativa sugiriendo que algo es malo porque está "politizado" y es "electoralista".
Enterrar muertos. Es decir, enterrar en el olvido la memoria y cualquier rastro de aquellas personas fallecidas en circunstancias que crean que pueden afectar a su patrioterismo para "no reabrir viejas heridas".
