Tira de Altuna de la serie semanal "Es lo que hay (Reality)". Clarín del 8 de junio de 2023.
Tremendo quilombo, que dirían por allá, se montó por esta tira del argentino Horacio Altuna (1941) en el diario Clarín. Altuna, aunque vive en Sitges (España) desde 1982 sigue colaborando en medios de su país natal.
La escena que originó la (para mí inexistente) polémica es la siguiente:
Uno de los personajes le dice al otro: “Ya es de noche, gordo. Ahora debe de estar cerrada la oficina...”.
”No importa, vamos igual…”, responde el personaje de barba y bigote
“Queda lejos, tengo hambre”, añade el primero.
”Vamos en taxi, te pago una cena…”, insiste el tipo de barba.
“Pero, ¿tenés guita? En serio…”.
“Claro, soy docente… Soy ñoqui... Estoy en el Conicet*”, afirma.
¿Qué significa ser un ñoqui?
En Argentina, se denomina "ñoqui" a un empleado público que solo va a su trabajo el día 29 para cobrar. En España no tenemos (creo) una palabra específica para alguien que haga eso y sólo nos suena al plato italiano porque el término es una argentinización de "gnocchi", un tipo de pasta italiana que tradicionalmente se come los días 29 de cada mes. Por eso, a los empleados que cobran sin trabajar se les dice ñoquis, porque solo aparecen en su puesto a fin de mes para recibir el sueldo
*El CONICET es el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
Críticas
Las críticas a la tira no tardaron en llegar, desde mensajes de empleados públicos a periodistas y la palabra más repetida fue repudio.
Una de esas críticas que generaron conversación fue la del investigador y docente Rodrigo Quiroga que escribió este tuit, que más tarde borraría:
"Ayer salió está tira de @HoracioAltuna en Clarín. No lo conozco, no sé si es mala leche, ignorancia, o ambas cosas. Supongamos que es ignorancia. Lo invito a pasar una semana en cualquier instituto de CONICET, para que vea lo que significa hacer ciencia y docencia en Argentina".
Horacio Altuna empezó entonces a explicar la secuencia y también se disculpó.
No les extrañe si se pierden en algún momento de la historia. Ya saben que cuando se lía una tangana de estas en Tonter resulta complicado saber si fue primero el huevo o la gallina, la cuestión es que, pese a las disculpas de Altuna, ya había gente llamando al repudio del dibujante o su mensaje porque llega un momento en el que se confunde lo que se pide repudiar y se mezcla todo con los que aprovechan para tirar de insultos.
La cosa dio para artículos de opinión, como este de Mauricio Erben titulado "Docencia y ciencia pública en tiempos de estigmatización: una opinión sobre la viñeta de Altuna" (Clarín contra los científicos).
Disculpas y explicaciones de Altuna
Horacio Altuna incluso añadió explicaciones a sus disculpas recordando que no piensa que los empleados públicos sean unos ñoquis, que se trata de una licencia irónica dentro de un contexto de ficción y sátira, que es lo que son las tiras. Chistes. (Me siento ridículo teniendo que recordar esto una y otra vez).
Y también recuperó otra situación similar dibujada en 2001.
Desde la Asociación Trabajadores del Estado en el CONICET también se arrimaron al repudio de la tira porque a su criterio "desprecia" a los trabajadores públicos y afirman que se trata de una campaña de la derecha contra las políticas del Estado.
Entre las opiniones de otros profesionales de la docencia y la investigación, llamando al repudio, unas horas después de las disculpas de Altuna apareció CONICET y publicó un comunicado, también en su cuenta de Twitter.
En relación a la reciente publicación de una historieta en la contratapa de @clarincom que refiere al organismo, desde el CONICET nos sumamos al repudio de ese tipo de valoraciones y formas de construcción social. Tenemos orgullo por la #CienciaArgentina, por la calidad del trabajo de nuestros científicos y científicas y por el compromiso de los trabajadores y trabajadoras de nuestra institución de aportar desde el desarrollo científico a la construcción de un país más justo, inclusivo, soberano y sin violencias.
No es posible el desarrollo de un país para todos y todas sin educación pública, ciencia y tecnología. Hoy más que nunca, la ciencia es soberanía. Como decía el premio Nobel y primer presidente del CONICET Bernardo Houssay "La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”.
Pero no vayan a creer que esto termina aquí porque el comunicado de CONICET también recibió una respuesta por iniciativa de los investigadores Sandra Pitta y Julio Montero y del profesor universitario Fernando Pedrosa, a través de una solicitada en contra de la “politización” del Conicet firmada por profesionales con distintos posicionamientos políticos. “Más allá del contenido de la tira, el Conicet no siguió el camino de la conversación constructiva; optó, en cambio, por el repudio aleccionador y el escrache, asumiendo una actitud que abona la intolerancia y la autocensura. Poco importó que la libertad de expresión y la libertad artística sean instituciones fundamentales de la democracia que recuperamos hace 40 años” (Fuente)
Solicitada de científicos y académicos contra la politización del Conicet
El viernes, a través de su cuenta de Twitter, el CONICET “repudió” una obra del prestigioso historietista Horacio Altuna publicada en un diario de tirada nacional. Más allá del contenido de la tira, el CONICET no siguió el camino de la conversación constructiva; optó, en cambio, por el repudio aleccionador y el escrache, asumiendo una actitud que abona la intolerancia y la autocensura. Poco importó que la libertad de expresión y la libertad artística sean instituciones fundamentales de la democracia que recuperamos hace 40 años.
El CONICET buscó sumarse así al coro que cotidianamente arremete contra la prensa independiente, deslizándose en una disputa propia de la política argentina ajena a su labor. Resulta llamativo que el CONICET se preocupe por el humor gráfico en lugar de reclamar por la ejecución y el incremento de los fondos para salarios, equipamiento y proyectos de investigación, cuestión esencial para el funcionamiento del organismo en el contexto de una crisis general que afecta gravemente al sector.
Por ese motivo, los abajo firmantes nos vemos en la necesidad de manifestar nuestro desacuerdo con la politización de un organismo público de carácter técnico. Creemos que son estas actitudes las que más daño le hacen al prestigio de la institución y rechazamos cualquier intento de vincular a la ciencia con causas partidarias. El único compromiso de los investigadores debe ser con la producción de conocimiento y la exploración de la verdad científica en las distintas disciplinas, sin condicionamientos ideológicos, vigilancia ni alineamientos verticales.
Más que repudiar tiras cómicas, cancelar debates y ensalzar nuestra propia labor, los investigadores del sistema público deberíamos entablar un diálogo honesto sobre las razones que llevan a muchos ciudadanos a mirar al CONICET con recelo y sobre las políticas que pueden ayudarnos a mejorar nuestra productividad y a recuperar el unánime reconocimiento social que alguna vez tuvimos. La ciencia solo puede florecer en un clima de respeto por la diversidad de opiniones, la crítica y el pluralismo, donde ninguna de las partes se arrogue la representación del todo ni fije posiciones en su nombre. La conversión de los organismos académicos en foros militantes no solo conspira contra su prestigio; también socava su razón de ser.
Polémicas de ficción
En este punto dejé de seguir la polémica porque, como es habitual, siguió su recorrido descendente en círculos y cada día me aburren antes. Al menos esta vez no se ha pedido plantar la cabeza del dibujante en una pica o que pierda su empleo y que sea desterrado del planeta.
En este caso han confluido todos los elementos habituales de este tipo de trifulcas cansinas. Están por un lado los literalópatas, los que juzgan la escena aislada sin tener ni puñetera idea del contexto que da la línea argumental de la serie, los que sólo cargan contra el medio por su línea editorial abiertamente de derechas y los que creen que un personaje de ficción, por muchos guiños de realidad que lo rodeen, es real y además es la opinión de su creador.
Supongo que se tratará de ese tipo de personas que va al cine y se identifica e indigna con los personajes malvados, pícaros o canallitas y culpa a los actores y al director de la peli de apoyar sus acciones.
El humor en apuros, recopilación de casos (III)
Casos de dibujantes que han tenido problemas de cierta importancia a causa de sus viñetas o ilustraciones satíricas o por sus opiniones. También hay algunas historias de otras personas que, sin ser dibujantes, han tenido problemas por compartirlas.