Ya lo sabe todo hijo de vecino porque las imágenes han dado la vuelta al mundo. Un tipo llamado Fernando Sabag Montiel intentó asesinar a Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta argentina.
Sabag apuntó a la cara de Kirchner y apretó dos veces el gatillo de su pistola semiautomática, una antigua Bersa modelo Lusber 84 de calibre 32 (7.65 mm), pero no funcionó.
Lo que vino automáticamente después fue otro cruce de culpas. Por un lado se señala como detonante del intento de magnicidio al creciente discurso de odio. Por el otro, los opositores alimentan el absurdo y habitual montón de teorías de la conspiración, acompañándolo de una campaña de mentiras y desinformación, para culpar a Kirchner y sus partidarios de un victimismo artificial y de haber orquestado un falso atentado.
En El País, en su editorial del día 3 de septiembre que titulan "El ataque a Cristina Kirchner", van un paso más allá y tiran por la calle de en medio agarrándose a la teoría (entendible como punto de partida) de "la crispación". Arrancan diciendo que "El intento de asesinato de la vicepresidenta argentina debería ser un punto de inflexión para rebajar la polarización política".
Otros medios también coquetean con la polarización, la crispación y/o la desafección política usados de forma más o menos ambigua.
Así, El País decide quedarse en tierra de nadie, ellos sabrán por qué, para responsabilizar a "la polarización política" en genérico de haber intentado volarle la cara a Kirchner.
En su editorial, sentencia:
"La primera lección que se ha sacar de este episodio es la obligación de las fuerzas políticas argentinas de rebajar la tensión y, sobre todo, el rechazo frontal a utilizar este ataque para desatar nuevas rivalidades".
Aquí ya no hay fascistas, ni asesinos, ni asesinos fascistas, para El País todo es culpa de ambos bandos por igual y ellos son los que deben "rebajar la tensión" y no señalar demasiado a los sicarios, no sea que se enfaden y la cosa vaya a más.
Todo un alegato a la equidistancia más cuñada y mezquina.
Me gusta... más o menos también lo he descrito así en mi informativo FINDE NIUS... creo que se está empezando a usar el odio como si fuera un arma y me empieza a dar miedito.
Así es, Luis. Unos calientan a base de propagar odio y otros abren fuego.