
La retirada fue provocada por las quejas de algunos lectores que consideraron que la viñeta es racista.
La Vanguardia publicó el pasado viernes 26 de agosto esta tira del clásico pasatiempo de Los 8 errores del dibujante francés Jean Laplace, como hace desde 1977.
La serie llegó a aparecer en veintidós diarios de distintos lugares de Europa, África, América y Asia. En España se publican en La Vanguardia, La Voz de Galicia, El Diario Montañés y Heraldo de Aragón. (1)
Jean Laplace falleció en 2018, pero La Vanguardia sigue publicando su famoso juego en papel añadiendo en la esquina superior la fecha original de publicación y también como juego interactivo en su web.
A raíz de la publicación de esta entrega, el defensor del lector recibió algunos correos:
“Soy lector diario de La Vanguardia y, entre otros, cada día juego a Los 8 errores. No entiendo como hoy, viernes 26 de agosto, han permitido publicar este dibujo, del todo racista. ¿Son racistas ustedes?”, preguntaba Manuel Ribas.
También la lectora Chiara Arroyo me escribió para expresar su indignación ante la viñeta de ese día: “Resulta inadmisible que La Vanguardia publique una viñeta ofensiva por racista. Espero una rectificación”.
Joel Albarrán, subdirector y defensor del lector de La vanguardia, contestó a estas quejas. Me he tomado la licencia de reproducir su contestación, aunque el texto se encuentra solo disponible para suscriptores, porque creo este tipo de respuestas merecen divulgación.
En un texto titulado «Una viñeta fuera de época«, Albarrán asegura que «tras el oportuno aviso de los lectores, fue retirado del apartado de pasatiempos de la página web y no volverá a salir en la edición impresa«.
Y añade:
«En las más de cuatro décadas que han pasado desde que se publicó esa viñeta, todos hemos aprendido a identificar lo que ciertos puntos de vista y expresiones culturales destilan de manera involuntaria.
Algunas viñetas de Tintín, las películas de Tarzán o la canción del Cola-Cao del “negrito del África tropical” reflejan actitudes que no son propias del tiempo actual, pero eso no invalida que en aquel momento se disfrutaran de forma inocente.
Algo parecido sucede con este dibujo en particular. Creo que es de justicia señalar que se trata de una excepción que para nada refleja el espíritu de Los 8 errores de Laplace. Sus narigudos personajes, que se encuentran en situaciones originales y sorprendentes, se ganaron a los lectores hace 45 años y hoy son parte de la esencia del diario que se transmite de generación en generación, ya que para muchos lectores es un hábito diario compartido con los más pequeños de la casa».
Opinión, la gran diferencia entre retirar (o no republicar) y eliminar
En el caso de las viñetas de humor gráfico su republicación sin contexto y fecha original no tendría mucho sentido y seguro que daría lugar a situaciones como la de La Vanguardia, aún siendo un pasatiempo.
Este es un debate recurrente, sobre todo cuando se habla de la reedición de cómics que en su momento recogieron el sentir de épocas en las que no éramos especialmente sensibles a algunos asuntos como el machismo, sexismo, xenofobia, racismo, el consumo normalizado de alcohol y tabaco, etc. incluso en obras destinadas al público infantil.
La retirada y/o el replanteamiento gráfico y de los mensajes y sus formas en las reediciones es interpretado por muchos como actos de censura o al menos como un intento de reescribir la historia, que como ya sabemos no siempre nos dejaba en buen lugar como sociedad.
Creo que el punto de ruptura, del todo inaceptable, del equilibrio en el respeto a la historia se produce cuando se pretende eliminar o destruir una obra por completo ya que creo que es incluso pedagógico que todas aquellas «malas» costumbres puedan ser siempre consultadas y tomadas como referencias de nuestra evolución, o de lo contrario.
¡Menos mal que la han retirado a tiempo!… No quiero ni imaginar el sufrimiento atroz de esas delicadas flores de invernadero, esos sensibilísmos ofendiditos profesionales que no tienen otra cosa que hacer que escrutar constantemente los medios para escandalizarse y horrorizarse detectando esas atrocidades (en las que nadie repararía si no es por ellos, sus aspavientos y sus comentarios llenos de congoja). Con más cultura y más sentido del humor desaparecerían como por arte de magia. Por desgracia, el sentido del humor es directamente proporcional a la inteligencia. No hay esperanza. Por cierto, querida La Vanguardia: no puedo creer que hagáis caso de las quejas de esas pálidas acémilas y deis marcha atrás ofendiendo así, y esta vez de verdad, a la gente normal y con criterio, que son el 99.99% de vuestros lectores.
Además que no es racista: es una representaciñon cómica de lo que hicieron los blanquitos en sus expediciones a África: ¡pisotear a los negros!