Netflix ha anunciado que el director Juan José Campanella, ganador de un Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 2010 por El secreto de sus ojos, se encuentra trabajando en la adaptación audiovisual de la icónica historieta Mafalda, del consagrado maestro del humor gráfico argentino, Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino.
Campanella será el director, guionista y showrunner del proyecto, desarrollado en formato de serie animada.
Gastón Gorali trabajará como co-guionista y productor general, y Sergio Fernández como director de producción. Mafalda es una producción original de Netflix con Mundoloco CGI.
La historia transcurrirá en la actualidad
El proyecto, que aún está en la etapa de desarrollo no tiene fecha de salida ni siquiera estimada, pero lo que ya se sabe, según ha contado Campanella al diario Clarín, entre otras cosas, es que podría tratarse de unos 10 capítulos y que no se situarán en la década de los 60. La acción transcurrirá en la actualidad. Más difícil todavía, porque las revisiones y/o actualizaciones de clásicos para encajarlas en la actualidad tienen siempre sus riesgos.
Sea como sea, Mafalda no es de las cosas de Quino que más me gustan, creo que sus mejores perlas estaban en sus ilustraciones satíricas.
La noticia no ha sido muy bien recibida. En los primeros comentarios al anuncio ya se encuentran cientos de críticas relacionados con la ideología de Campanella, además del habitual resquemor a que de la adaptación salga algo cuando menos extraño o desvirtuado.
Además, adaptar algo concebido como píldoras a modo de tiras auto conclusivas a una serie y darle continuidad manteniendo la esencia de la obra original sin usar el formato de sucesión de cortos no es nada fácil, me arriesgo a decir que es casi imposible sin crear nuevo contenido como hilo argumental.
La diferencia sólo la marcará la distancia a la que se encuentre la animación de la obra original. Incluso intentando ser lo más fiel posible a su esencia, el lenguaje audiovisual necesita de otros códigos que casan bastante mal con la lectura de tiras humorísticas.
La primera película, de apenas 30 minutos, sobre Mafalda se emitió en la televisión argentina en 1972 y era una sucesión de 260 cortos de 90 segundos de duración que después se recopilarían en un largometraje que se estrenó en 1981.
La segunda adaptación llegó a España a principios de los 90. Fue dirigida por un amigo de Quino, el director cubano Juan Padrón (1947-2020) y también fue una sucesión de cortos.
En 1993 la empresa española D.G. Producciones SA, en coproducción con TVE produjo 104 episodios de Mafalda en dibujos animados de 1 minuto de duración dirigidos por Juan Padrón en el ICAIC que formarían parte de una película de 80 minutos.
En el caso de la serie Campanella, por su respuesta a esta pregunta de Pablo O.
Scholz en Clarín se desprende que en esta ocasión podría ser una historia en lugar de una sucesión de cortos.
-¿Y la historia va a ser en viñetas, como las tiras, o habrá un eje?
-Claro. El humor de Quino es buenísimo, pero tiene el timing de la tira. Que es pa-pa-pa, remate. Y en el cine o en una serie, es un timing distinto. Entonces, yo lo que pensaba que todavía teníamos que encontrar era una historia en la que ese humor se pueda “decir”, pero como parte del diálogo. Y que pase de una manera más dinámica.
Carta de Juan José Campanella sobre el proyecto.
Yo tenía siete u ocho años cuando se publicó el primer compendio de tiras de Mafalda en forma de librito. Mis viejos leían la tira y me decían que yo no la iba a entender. Qué ofensa. Qué desafío. Fui corriendo a comprarlo y todavía me acuerdo venir subiendo la barranca de Melo mientras lo leía, largando carcajadas y admitiendo que, efectivamente, había tiras que no entendía. Mafalda y sus amigos no solo me hacían reír muchísimo, sino que de vez en cuando me mandaban al diccionario. Y cada palabra nueva que aprendía venía con el premio de una nueva carcajada.
Pronto ya era uno más de la pandilla de Mafalda. Puedo citar muchos chistes de memoria, pero como hoy enfrento este enorme desafío, no voy a empezar con los spoilers.
CORTE A décadas después, en plena producción de “Metegol”. El maestro Quino vino a visitar nuestra oficina de producción. Había casi 200 artistas de distintas generaciones y para todos nosotros había entrado Dios. Recuerdo que fue ese día que Quino intentó, por primera vez, dibujar con un lápiz digital. Un gigante como él que había inspirado a generaciones de dibujantes con su trazo, y a muchos más humoristas con su sentido de la ironía y el comentario agudísimo, le iba dando forma a un trazo, pero como nunca antes, sin tinta ni papel.Su entusiasmo era el de un chico con un juguete nuevo, haciendo decenas de preguntas. El entusiasmo y la curiosidad del que nunca creyó saber todo. Desde esa visita que nos fueron apareciendo preguntas. ¿Cómo podemos reconectar a las nuevas generaciones que no crecieron con Mafalda con esta gran obra? ¿Cómo podemos llevar su ingenio, su mordacidad, a los chicos que hoy crecen en plataformas digitales? ¿Cómo se puede, en fin, trasladar una de las obras más grandes de la historia del Humor Gráfico al lenguaje audiovisual.
Hoy, una docena de años después de esa inolvidable visita enfrentamos este desafío. Ni más ni menos que convertir a Mafalda en un clásico de la animación. Es nuestra la obligación de preservar el humor, el timing, la ironía y las observaciones de Quino. Sabemos que no podremos elevar a Mafalda, porque más alta no puede estar. Pero soñamos con que los que somos devotos de ella desde la primera hora podamos compartirla con nuestros chicos, y aunque haya cosas reservadas solo para adultos, podamos todos largar una carcajada en familia, y por qué no, ir al diccionario de vez en cuando.
Sin duda, y por lejos, el desafío más grande de mi vida.
Juan José Campanella
Julio, 2024