La Organización de Derechos Humanos Sanad, con sede en Reino Unido, ha desvelado el caso de Mohammed Alhazza Alghamdi, viñetista y profesor detenido por las autoridades saudíes en febrero de 2018. Su detención fue consecuencia directa de sus viñetas para Lusail, un periódico qatarí, a pesar de haber dejado de colaborar poco antes de su arresto. Aún no he podido encontrar las viñetas en cuestión, pero sigo en ello.
Alhazza Alghamdi, que firma como "Al-Hazza", dibujaba viñetas políticas, aunque también abordaba temas religiosos, para el diario Lusail cuando en 2017 comenzó el boicot diplomático de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Baréin contra Qatar, que duró un año.
En principio fue condenado por distintos cargos absurdos a seis años de prisión y a la prohibición de viajar, pero después se reabrió el caso y se elevó la pena a 23 años de cárcel sin posibilidad de recurrir. El dibujante se encuentra ya encarcelado en la prisión central de Dhahban, en Yeda (Arabia Saudí).
Este es el relato de su detención y de las causas, según la organización Sanad.
Allanamiento de morada sin orden de registro
Las fuentes indican que Alhazza estaba siendo vigilado por un informador encubierto antes de su detención. Mientras viajaba a una boda, el informante se sentó a su lado en ambos vuelos. Tras regresar a casa, las fuerzas de seguridad, guiadas por el mismo informante, llevaron a cabo una violenta redada en una cafetería en la que se encontraba con un amigo, que terminó con su detención. A continuación, invadieron su domicilio, sin tener en cuenta que estaba presente su esposa embarazada, confiscaron sus pertenencias y registraron su estudio, causando graves daños a uno de sus hijos, todo ello sin una orden de registro legal.
Acusaciones absurdas: "seguir a cuentas de la oposición", "simpatía por Qatar", "dibujos insultantes"
Alhazza se enfrenta a numerosos cargos, entre ellos una supuesta simpatía por Qatar y afirmaciones de que realizó 100 dibujos insultantes. También se le acusa de tuitear que Qatar no merecía la ruptura de los lazos diplomáticos, así como de comunicarse con supuestos adversarios y seguir cuentas de la oposición en X (Twitter).
En su defensa, Alhazza explicó que había trabajado a distancia para Lusail antes de que se cortaran las relaciones diplomáticas con Qatar y sólo brevemente después. Negó que los dibujos citados por la acusación fueran ofensivos para Arabia Saudí, afirmando que la mayoría se referían a cuestiones internas qataríes y no eran despectivos. Aclaró que todos los dibujos presentados eran de su época en el periódico, no creados tras la ruptura de lazos, y añadió que algunas de las pruebas habían sido fabricadas.
Además, Alhazza pidió pruebas de que alguna de sus viñetas insultaba al gobierno saudí, petición que la fiscalía no cumplió. Presentó una carta del Dr. Ghazi Algosaibi, antigua figura política respetada en Arabia Saudí, en la que elogiaba su trabajo como crítica constructiva, lo que contradice directamente las acusaciones contra él.
En cuanto a la afirmación de que declaró que Qatar no merecía la ruptura de lazos, Alhazza negó firmemente haber hecho tal declaración. Hizo hincapié en que no hay pruebas materiales que respalden esta afirmación, y no se refleja en los expedientes del caso. Esto sugiere claramente que las autoridades saudíes fabricaron esta acusación, al igual que hicieron con otras. Sanad afirma que, aunque se demostrara, no constituiría delito, sino que entraría dentro de la libertad de expresión protegida por la ley.
Alhazza destacó que sus interacciones con los ciudadanos qataríes eran personales y no gubernamentales, subrayando que la crisis era política, no personal. Señaló las incoherencias de la sentencia posterior, que calificó a Qatar de Estado adversario a pesar de no serlo en el momento de las supuestas ofensas, ni en el momento del veredicto, que se produjo tras el nombramiento de un embajador qatarí y el restablecimiento de relaciones.
Desafió a la fiscalía a que aportara alguna base jurídica para penalizar el acto de seguir cuentas en X, que citaban como prueba de su supuesta mala conducta. Este desafío puso de manifiesto la incapacidad de la fiscalía para fundamentar sus afirmaciones.
A pesar de la lógica de la defensa de Alhazza, el tribunal ignoró sus argumentos, admitiendo incluso que las pruebas presentadas eran insuficientes para demostrar cualquier insulto. No obstante, fue condenado, lo que supone una flagrante violación de sus derechos.
Incomunicado
Los informes indican que Alhazza ha sufrido graves abusos, como la coacción para que confesara cargos infundados y meses de desaparición forzada. Tras su detención se cortó completamente la comunicación con su familia, que se vio sometida a restricciones durante las visitas posteriores a su condena. Además, ha sufrido continuos tratos degradantes y se le ha negado la asistencia médica.
Alhazza, que padecía diabetes antes de su encarcelamiento, se enfrenta ahora a problemas de salud aún más graves debido a una atención médica inadecuada. El abandono intencionado que ha sufrido ha provocado un deterioro significativo de su salud, que ha requerido hospitalización durante varios días. A pesar de los graves riesgos para su vida, esta negligencia continúa, dejando sin atender sus necesidades médicas urgentes.
Aunque todos los cargos contra Alhazza se refieren a la libertad de expresión protegida por la ley, los juicios se vieron empañados por el absurdo y la fabricación de pruebas. El Tribunal Penal Especializado lo condenó inicialmente a seis años de prisión y a la prohibición de viajar, pero posteriormente se reabrió el caso y se le impuso una pena de 23 años que no puede recurrirse. Actualmente cumple condena en la prisión central de Dhahban, en Yeda (Arabia Saudí).
Sanad considera que esta situación pone de relieve la urgente necesidad de una acción internacional para proteger la libertad artística y los derechos humanos en Arabia Saudí. "El caso de Alhazza ejemplifica el preocupante clima de Arabia Saudí, donde nadie está realmente a salvo; él se convirtió en objetivo simplemente por ser artista, nada más. Esta realidad supone una importante amenaza para todas las personas creativas del país, por lo que es esencial que aboguemos por el cambio y apoyemos a quienes se atreven a expresarse".
El humor en apuros, recopilación de casos
Casos de dibujantes que han tenido problemas de cierta importancia a causa de sus viñetas o ilustraciones satíricas. También hay algunas historias de otras personas que, sin ser dibujantes, han tenido problemas por compartirlas.